Internacional

Una maraña de espías ingleses y de Obama penetraron campaña de Trump desde 2016

Prácticamente cada hora aparecen nuevas revelaciones que ponen aún más al descubierto le sucia red de espías británicos detrás del intento de golpe fraudulento de Robert Mueller, para derrocar la Presidencia de Trump. Aquí es muy apropiada la cita del autor escoses sir Walter Scott “Oh, qué red tan enmarañada tejemos cuando por primera vez practicamos engañar”.

Las mentiras se acumulan. El 22 de mayo, la junta editorial del Wall Street Journal se planteó algunas preguntas interesantes sobre el operativo de la CIA y el FBI, Stefan Halper, empezando con “¿quién le pidió al señor Halper que vigilara a funcionarios de Trump y cuándo y por qué?”. El Journal destaca las discrepancias entre los argumentos de Halper, de que solo contactó a los asesores o asistentes de la campaña de Trump, Carter Page y George Papadopoulos después de que el FBI lanzó su investigación oficial el 31 de julio de 2016.

Pero, como señala el Journal, fue a fines de mayo o principios de junio de ese año que Halper invitó a Page a un simposio, a mediados de julio en Cambridge, en donde fueron oradores el ex director del MI6, Richard Deerlove, amigo cercano de Halper, y el propio Halper. Por lo tanto, Page se reunió con Halper por primera vez en ese simposio de mediados de julio. Su viaje redondo a Londres fue costeado por sus organizadores, el Centro de Investigaciones en las Artes, Ciencias Sociales y Humanidades (CRASSH por siglas en inglés) un instituto de investigaciones de Cambridge. Halper y su amigo Deerlove también pertenecían a algo llamado el Seminario de Inteligencia de Cambridge, el cual describe el Journal como “un foro académico para investigadores y antiguos practicantes del espionaje”. Renunciaron a esto con gran fanfarria en el 2016, alegando que había una “influencia rusa inaceptable en el grupo”.

Después está el asunto del equipo operativo interinstitucional del ex director de la CIA John Brennan, que él creo a mediados del 2016, utilizando como pretexto un fraudulento informe de inteligencia estoniano que alegaba que Putin estaba metiéndole dinero a la campaña de Trump. La EIR había informado anteriormente sobre la creación del equipo operativo y, como destaca un artículo en el American Spectator, tanto antes como después de que el FBI empezara su investigación oficial, Brennan estaba “juntando en la misma sala de las oficinas centrales de la CIA un elenco de gente que odiaba a Trump de todas partes del gobierno de Obama, cuyas actividades él podía dirigir” entre ellos Peter Strzok, el enlace del FBI con Brennan, el director de Inteligencia Nacional James Clapper y “una variedad de compañeritos de Brennan en el Departamento del Tesoro, Departamento de Justicia y la Casa Blanca”.

El autor del artículo del American Spectator, George Neumayr, informa que el grupo de Langley de Brennan tenía acceso al archivo de Stefan Halper “y calcularon que era el que podría ser el infiltrado perfecto... Se ve claramente quue Halper es producto de las discusiones del grupo de Brennan, en el hecho de que, la primera reunión conocida de Halper con Carter Page precedió al inicio formal de la investigación del FBI”, según señala el Journal. “Hay muchas preguntas sin respuestas sobre el despliegue de Halper”, destaca Neumayr, como es el hecho de, cómo fue que se involucró inicialmente en el caso, el alcance de la información provista, sobre si su interacción de julio del 2016 con Page fue por intermedio del FBI u otra agencia de inteligencia. Se dice que Halper le tenía miedo a una Presidencia de Trump “ya que esto podría dañar la relación especial entre Estados Unidos y Gran Bretaña”.