Editoriales

El ingeniero Arquímedes (287 aC – 212 aC)

El genio de Siracusa, pilar de la ingeniería, de las matemáticas y de la física, tiene en su haber descubrimientos científicos que le permitieron a la humanidad avanzar en áreas vitales para su desarrollo. Uno de los más relevantes es el famoso Tornillo de Arquímedes, aparato que permite elevar el agua a niveles superiores.

Se dice que una ocasión Arquímedes estuvo observando lo que batallaba un campesino para regar su parcela sembrada pues era solo sin ayudantes y acarreaba el líquido de un arroyo hasta la pendiente escarpada donde estaba el cultivo. Esa noche, Arquímedes soñó que él trepaba por una rampa que estaba en espiral sobre un eje, y entendió que por esa espiral subiría el agua. Apenas despertó Arquímedes y se fue volado a su taller hasta –con ese principio- inventar la forma de cómo elevar el agua. Para comenzar hizo una maqueta acorde a su invento, puso un tornillo encajado en un cilindro con una manivela en un extremo. Luego introdujo un extremo del tornillo en un recipiente lleno de agua y al girar la manivela el agua subió hasta salir por el extremo contrario. Lo importante del Tornillo de Arquímedes es su principio, que luego fue aplicado por Leonardo da Vinci, quien diseñó una gran rueda que constaba de dos grandes tornillos y que la hacía girar la corriente de un río, subiendo grandes cantidades de agua. Aún hoy, con la existencia de equipos avanzados para esos fines, este sistema apoyado en el Tornillo de Arquímedes sigue usándose en muchas regiones del mundo para elevar agua.