26/Apr/2024
Editoriales

Mayo 24 de 1919: muere Amado Nervo, poeta grande de México.

Mayo 24 de 1919: muere Amado Nervo, poeta grande de México. José Amado Ruiz de Nervo, nació en Tepic, Nayarit el 27 de agosto de 1870, estudiando sus primeras letras en el Colegio de Jacona, pasó después al Seminario de Zamora, Michoacán, de 186 a 1891.

Problemas de í­ndole económico le llevan a trabajar de periodista en Mazatlán, y después -1894- en la ciudad de México, siendo este su primer contacto formal con las letras. En 1895 se da a conocer en los cí­rculos intelectuales en virtud de una participación que tuvo en los funerales de Manuel Gutiérrez Nájera. Su nombre aparece en algunos números de la Revista Azul y junto a su amigo Jesús Valenzuela funda la Revista Moderna.

En 1900 el periódico El Imparcial le nombra corresponsal en la Exposición Universal de Parí­s, en donde se vincula con el poeta nicaragí¼ense Rubén Darí­o y con el grupo de literatos y artistas parnasianos, completando así­ su formación literaria. Es en "La ciudad de las luces" donde conoce a Ana Cecilia Luisa Dailliez, con quien compartió su vida más de diez años, de 1901 a 1912, cuyo prematuro fallecimiento fue el doloroso manantial del que emanan versos de La Amada Inmóvil, que no vio luz sino hasta después de la muerte del poeta.

Su Ofertorio es, sin duda, una de las joyas más importantes de toda su producción poética. En 1906, luego de haber regresado a México, ingresa al servicio diplomático y desempeña funciones diversas en Argentina y Uruguay. En 1914 aparece en Madrid su poemario Serenidad, y en 1918 recibe el nombramiento de ministro plenipotenciario en Argentina y Uruguay, el que serí­a su último cargo, pues un año después, morirí­a en Montevideo, lugar donde habrí­a conocido a Zorrilla San Martí­n, notable orador y ensayista con quien cultivó una profunda y postrer amistad. Amado Nervo es además de poeta, un estupendo prosista pero definitivamente su mejor obra es en verso.

Su Perlas Negras y Mí­sticas (1898) advierte una presencia de Rubén Darí­o y Leopoldo Lugones. Poemas (1911), El éxodo y las flores del camino (1902), así­ como Hermana agua y Lira heroica, de ese mismo año. Y en 1905 su obra Los Jardines Interiores develan un exquisito refinamiento y el protagonismo de la estrofa dentro de la escritura. En 1909 publica En Voz Baja, que supone el inicio de su andadura a una paz espiritual que finalmente le llega tras la muerte de su amada. Por cierto, un año después de muerto, se publica su obra La Amada Inmóvil que da cuenta de cuán enamorado estuvo de Ana Ceilia Dailliez.

Su novela El Bachiller (1896) del tipo autobiográfico, muestra los aspectos más sórdidos de su realidad. Igual escribió numerosos cuentos breves, ensayos y crónicas, entre ellos destaca Juana de Asbaje (1910) que es un estudio de Sor Juana. Nuestro paisano Alfonso Reyes compiló sus Obras Completas que aparecieron en Madrid , de 1920 a 1928 en 29 volúmenes. Sus poemas más difundidos son: Gratia Plena, Cobardí­a, Si tu me dices: ¡ven!; y el inolvidable En Paz. Pero hay otros enormes, como Plenitud; El Arquero divino y El Estanque de los lotos, que no tienen desperdicio. Hoy las letras mexicanas recuerdan a uno de sus más insignes exponentes.