Julio 14 de 1824: regresa a México el ex emperador Agustín de Iturbide, desembarcando en el puerto de Soto la Marina y termina fusilado en Padilla, Tamaulipas. Agustín Cosme Damián de Iturbide y Arámburu, nace en Valladolid –hoy Morelia- en 1783, hijo de un terrateniente español y una noble criolla, se enrola a los 14 años en el ejército realista, casándose a los 22 con Ana María Huarte.
Combate a los independentistas de Hidalgo y cuando el virrey Juan Ruiz de Apodaca lo nombra comandante general del ejército del sur para combatir a Vicente Guerrero, sobrevienen las condiciones propicias para la independencia debido a que él sabía que las élites del virreinato preferían la independencia como medio de continuar con el absolutismo en el país, en lugar de continuar la lucha, se reunió con Guerrero y juntos suscribieron el Plan de Iguala, el 24 de febrero de 1821, basado en tres principios: Independencia nacional, Igualdad de derechos para españoles y criollos; y la supremacía de la Iglesia Católica.
Finalmente, Agustín agota las instancias para que España envíe un monarca, pero ante la negativa, asume el poder como Agustín I. Comienza el proceso de gobernar con un desgaste rápido pues los problemas políticos proliferan debido a su forma de ejercer el poder, tipo monarquía europea, y decide que en febrero de 1823 se reinstale el Congreso –que él había desaparecido- como medida tardía para mantenerse en el poder, pero no es suficiente.
El 19 de marzo de 1823 Agustín de Iturbide abdica al trono de México. Se exilia en Europa y tras poco más de un año regresa sin saber que el Congreso lo había declarado traidor a la patria. había estado en Livorno, Italia, luego en Londres, donde publicó sus memorias. Llegando a tierras mexicanas, buscó a su amigo el general Felipe de la Garza, quien lo primero que hace es invitarlo a cenar, pero cuando Iturbide se retiraba a descansar, el militar le envió un recado de que se preparara porque en tres días más sería fusilado.
El 19 de julio se cumplió este evento, alrededor de las seis de la tarde, Giordano Castillo, ayudante de De la Garza, dio la orden al pelotón de fusilamiento de disparar. La esposa de Iturbide que esperaba a bordo de la embarcación que los había traído de Europa, recibió sólo el rosario y el reloj de su marido, así como una carta de despedida que escribió el ex emperador minutos antes de ser fusilado. "Muero por haber venido a ayudaros, y muero gustoso, porque muero entre vosotros: muero con honor, no como traidor: no quedará a mis hijos y su posteridad esta mancha: no soy traidor, ¡no!. Fueron sus últimas palabras que gritó a los soldados presentes. Es evidente que sin su participación en la independencia mexicana, la historia fuera otra, pues en derredor de su persona incidieron: inteligencia, carisma, y una gran facilidad para convencer a sus adversarios de olvidar los agravios anteriores para juntos firmar la paz e independencia nacional.