27/Apr/2024
Editoriales

Los artistas en campaña

Cuando Las Vegas empezaba a tomar fuerza, a finales de los años cincuenta, Frank Sinatra convocó a cuatro de sus amigos artistas a una suite en el Sands, y les expuso la idea de crear un grupo al que llamaron Rat Pack, de corte excéntrico que identificaba a sus integrantes como poseedores de grandes riquezas, pero también de pocos escrúpulos. Ellos eran Frank Sinatra; el comediante y cantante Dean Martin; el “niño bonito” británico Peter Lawford; “el chico maravilla” de color y a quien le faltaba un ojo, Sammy Davis Jr.; y el cómico Joe Bishop. 

Ya reunidos fueron la sensación, y sus reuniones célebres. Se consideraron como la quintaescencia de la vida nocturna de Las Vegas, y siempre asistían con las más atractivas mujeres del momento y sus presentaciones se cotizaban más alto cada vez. Su película Ocean’s Eleven fue exitosa en taquilla aunque no pasaba el análisis crítico de un conocedor, pues era simplemente frivolidad. Pero esto se modificó cuando Peter Lawford, casó con la hermana de John F. Kennedy, quien se lanzó a la presidencia y durante su campaña, en el año 1960, el grupo participó realizando presentaciones para reunir fondos.

Esta asociación de celebridades políticas y artísticas era una novedad en aquel momento, y algo influyó para el triunfo electoral de Kennedy. Sin embargo, ya en la presidencia, Kennedy enfrió a su cuñado Peter porque recibió informes de las reuniones que el grupo Rat Pack tenía con la mafia, y eso molestó a Sinatra, quien siempre había aprovechado las relaciones con la presidencia norteamericana para traficar con influencias. Así que disolvió el grupo, pero muy pronto sobrevino el asesinato de Kennedy, y esto hizo que la frivolidad fuera vista un comportamiento social mal visto, y peor cuando se advirtió que la guerra de Vietnam no tenía fin, siendo el último clavo al ataúd del grupo Rat Pack.

También en México se acostumbró por un tiempo que las campañas políticas fueran aderezadas por artistas, hasta que ellos le entraron directo a hacer política, y algunos se convirtieron en candidatos, de los cuales algunos llegaron a gobernar. Así es común ver de candidatos a artistas populares, o a deportistas famosos que llevan en su nombre la mejor arma electoral, pues entre el electorado hay quienes votan por el nombre que ‘más suena’, aunque algunos han perdido su elección comprobando que no es lo mismo un aplauso que un voto. Y por el contrario, algunos políticos hacen campañas tomando poses de artistas, olvidando que la simpatía tiene cierto valor electoral, pero las decisiones se toman aplicando lo aprendido en el arte de gobernar, convertido en oficio.