07/May/2024
Editoriales

ARTE Y FIGURA 20 07 23

Continuamos con Libro “Antonio Bienvenida, El Arte del Toreo”, por José Luis Rodríguez Peral

      Paco Camino

 

Para referirse a las innumerables cualidades necesarias en la profesión taurina, una opinión muy extendida es la que los toreros no se producen o fabrican, sino que nacen, esto es, solo el destino de cada quien o una tradición vital venida de muchísimo tiempo atrás puede crear un torero.

 Si se buscan ejemplos en apoyo de esta teoría sería necesario mencionar a Paco Camino, quien nacido en Camas, población cercana a Sevilla en 1940, demuestra desde su niñez una comprensión del toreo solo a la par del arte con que lo manifiesta. Se cuenta que Jaime Bravo, cuando toreaba ya como novillero de cartel en España, se encontraba como espectador durante una novillada en Sevilla, y bromeaba con un jovencito de 13 o 14 años, haciéndole una apuesta sobre si sería capaz de tirarse de espontáneo para enfrentarse al becerrote que se lidiaba en aquella función sin picadores.

 De improviso, el niño salta al ruedo y con un engaño improvisado pega unos pases, se escabulle de quienes lo persiguen, regresa al tendido y se presente ante Bravo para cobrar la recompensa. Después de esta escena, que parece imaginada por el célebre novelista Pérez Lugín, y no menos famoso cronista taurino “Don Pío”, Paco Camino continúa su aprendizaje hasta debutar con picadores en Zaragoza durante el otoño de 1958 con fenomenal éxito. Al principiar la temporada inmediata es en Barcelona donde arma el escándalo y apenas tomada la alternativa en Valencia en 1960 y confirmada en Madrid al año siguiente, viene a México, en donde de inmediato se aprecía que ha logrado en mucho mayor medida lo que antes de él hicieron otros toreros que ahora parecen solo sus precursores: ser a la vez maestro y artista, valiente y dominador, al mismo tiempo que torear con garbo y salero.

 Aquí viene 5 veces, rodeado siempre de clamor. En el Toreo da lidia completa a dos berrendos de Santo Domingo, de nombres “Gladiador” y “Traguito”, de manera tal que el paso del tiempo sólo acrecienta el carácter fabuloso que tuvo la hazaña apenas terminó la corrida.

 Parece que Paco es un torero tan escogido que de los ruedos sólo va a obtener la gloria y la fortuna. Pero hasta él debe pagar el altísimo tributo. En Barcelona su hermano Joaquín, banderillero suyo, deja la vida en los pitones de un Atanasio, al que él entra a matar por derecho. En Aranjuez recibe una muy grave cornada en el tórax, de parecidas características a las de Joaquín, y escoge a México para despedirse definitivamente de la profesión, el 1 de abril de 1978.

 

  Continuará… Olé y hasta la próxima.