Editoriales

El liderazgo islámico

Ya en 1603 se escribía en Londres que los turcos otomanos eran “el terror más grande del mundo”, más por desconocimiento que por hechos concretos comprobados. Pero lo extraño es que en pleno 2017 seguimos ignorando la realidad de lo que sucede en el mundo musulmán. Las noticias que nos llegan del medio oriente son incomprendidas por la gran mayoría de occidentales debido al desconocimiento que existe de las culturas dominantes en esa parte del mundo, comenzando por los títulos de sus líderes.

Por ejemplo, Califa significa Sucesor, y es el título que se le otorgó a los líderes de la comunidad islámica que siguieron a Mahoma, mismo cargo que, ante el crecimiento del mundo musulmán en los siglos posteriores, recayó en algunas dinastías árabes. Con el tiempo, comenzó a sofisticarse el sistema de gobierno y por consiguiente hubo más puestos y denominaciones. Uno de los más conocidos fue el de Sultán, llamando con él a quienes ostentaban el poder detrás del trono del Califa, mismo título que fue adoptado por los otomanos en el siglo XIV.

Ante el desarrollo del imperio otomano, el liderazgo del califato fue asumido por los sultanes otomanos en el siglo XVI, luego de la conquista de Egipto y la muerte del califa abbasí, el último de su estirpe. Sin embargo, en 1924 se abolió el califato otomano al constituirse la república secular turca. Para darnos idea del por qué genera tanto temor esa cultura, veamos cómo inicia una carta Solimán el Magnífico escrita en junio de 1547, a Carlos V, sacro emperador romano – germánico,: “Yo que soy el sultán de sultanes, el soberano de soberanos, la sombra de dios en la tierra…” ya lo que sigue es irrelevante, lo que impresionaba son los términos y el propio que llevaba la misiva.