02/May/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Junio 20 de 1876: muere en Ciudad de México solo y olvidado el ex presidente Antonio López de Santa Anna. Nació el 21 de febrero de 1794 en Jalapa, y es uno de los personajes más célebres de la historia nacional. La parte final de su vida no fue agradable, pues el presidente Juárez lo exilió en el Caribe, donde ya no tenía el vigor para darse la buena vida con mujeres y copas como le gustaba, sino que cargaba con su cojera y los achaques producto de su edad y también por haber llevado una vida licenciosa. Cuando Juárez declaró una amnistía para quienes apoyaron al emperador Maximiliano, Santa Anna tenía esperanzas de que podría regresar a México, pero Juárez lo consideraba de peor calaña que los conservadores con los que peleó para restablecer la República. Así que cuando Juárez murió en 1872, Santa Anna inició las gestiones para su regreso, y fue en febrero de 1874 cuando lo consiguió. Se embarcó y al llegar venía sordo y casi ciego, además en el puerto de Veracruz estaba esperándolo solamente su cuñado Bonifacio Tosta, y su acompañante, su hijo Antonio, quienes nada decían acera del personaje que esperaban. Del puerto se fue a Orizaba y por tren viajó a Ciudad de México, en donde no estaban las multitudes acostumbradas con serpentinas y música, no, estaba en la estación su esposa, su nieto Francisco de Castro y el general Santiago Blanco. Discretamente lo trasladaron al centro, a la casa de su esposa en Vergara 9 y lo primero que hizo fue pedir que lo llevaran a ver a la Virgen de Guadalupe. Sabía que estaba despidiéndose del mundo, así que ordenó que lo enterraran en el panteón más cercano a la Colegiata de Guadalupe y que la ceremonia de despedida en el camposanto fuera lo más discreta posible. Murió un día como hoy del año 1876, el hombre que fue once veces presidente del país, el que terminó sus periodos de gobierno siendo un dictador y el que, sin lugar a dudas, representa la figura del villano favorito para los mexicanos que no perdonan sus traiciones.