20/Apr/2024
Editoriales

La política ¿es cosa seria?

Política es el arte de ayudar a la gente, o de intentarlo, o de parecer como que se está intentando. Gobernar, eso ya es otra cosa; cuando un político alcanza ese estatus debe trabajar -si quiere ser exitoso- en solucionar problemas de la población y mejorar su nivel de vida (el de la población). En todas las culturas, el homo politicus puede ser malabarista: piensa una cosa, dice otra cosa, y hace otra diferente a las dos anteriores. Se hace política para llegar a gobernar, y cuando se consigue, además de laborar duro, no se debe dejar de hacer política. Porque entrambas actividades hay simbiosis, y quien las conjugue bien, tiene probabilidades de éxito (la proporción de políticos exitosos versus sólo políticos, es de 1 a 81, 358). La política exige de grandes sacrificios, y lo ideal es que el sacrificado sea un tercero. Hay muchos ejemplos de malabares en la política, por proyectar congruencia, por calificarse como honesto, o por vender su ideología. Veamos: En el plano internacional, veamos a George Bush (padre) quien dijo una vez con el aplomo que da estar viviendo en la Casa Blanca: _ “Tengo opiniones propias, opiniones firmes, lo que pasa es que no siempre estoy de acuerdo con ellas”. En nuestro país, cuando el general Álvaro Obregón andaba en campaña presidencial dijo en un mitin proselitista: _“El mejor candidato a la presidencia de México soy yo… porque ¡tengo una sola mano!”. En las elecciones municipales de Monterrey de 1937 el grupo político “Alianza Popular Electoral” del PNR, que presidía Mateo A. Sáenz, analizaba a los posibles candidatos a alcalde de la Ciudad, cuando los directivos Simón R. González y Rodolfo Zamora propusieron que el candidato fuera el coronel Leopoldo Treviño Garza. Nomás escuchó ese nombre, Rufino Ramírez de la Ola, líder de la Unión de Empleados de hoteles, cantinas y restaurantes, pegó un brinco gritando que protestaba y acusó a Sáenz, González y a Zamora “por tener la desfachatez, y el descaro de candidatear al fascista Leopoldo Treviño, representante de las fuerzas más retardatarias de la Ciudad”. _No permito, dijo muy digno, ese ultraje a los principios de los obreros revolucionarios. Una semana después apareció la planilla encabezada por Leopoldo Treviño Garza, y los regidores que acompañaban al futuro alcalde de Monterrey: Guillermo Morales, Atenedoro Colunga, Isidoro Arias, Ángel Cárdenas, y … Rufino Ramírez de la Ola. La política es cosa seria, pero algunos políticos son cómicos involuntarios.