26/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

 

Mayo 29 de 1847: Ante la ocupación norteamericana, el alcalde de Monterrey, José de Jesús Dávila y Prieto, es nombrado por una comisión gobernador del Estado, pero no ejerce por que el general invasor Zachary Taylor no lo permite. Esto inaugura la etapa en la que los invasores gobiernan abiertamente en nuestro Estado.

El 1 de septiembre de 1846, Antonio López de Santa Anna impuso al general Pedro de Ampudia y Grimarest como gobernador de Nuevo León, para que dirigiera la defensa de la ciudad de Monterrey porque era inminente el ataque del ejército norteamericano. Por el lado de los estadounidenses venían al frente los generales William J. Worth y Zachary Taylor, quienes traían tropas disciplinadas y mejor armadas que las que defendían Monterrey. Ampudia dirigió las acciones desde diversos cuarteles: el fortín de la Ciudadela, Fortín de la Tenería, Fortín de la Federación, Rincón del Diablo, Fortín de la Purísima y Cerro del Oispado.

Sin embargo, con tres días de acoso norteamericano y varios enfrentamientos fuertes, se llegó a un armisticio, dando una capitulación a la guarnición mexicana que salió de la plaza con toda su artillería, sus armas y municiones, trenes de víveres y con banderas desplegadas, recibiendo el saludo del ejército norteamericano con los respectivos honores de ordenanza. La evacuación de la plaza fue el 25 de septiembre, yendo rumbo a Saltillo. Al salir Ampudia de Monterrey con todo su ejército, dejó el gobierno del Estado en manos de Francisco de Padua Morales, quien de inmediato entró en tratos con el comandante norteamericano Taylor, quien le garantizó que habría libertades para el pueblo, y que podrían gobernarse sin problemas, incluso que los impuestos locales podrían seguir cobrándose por los mexicanos y que los norteamericanos pedirían sólo alimentos, leña, maíz y mulas, y que todo lo pagarían ellos a precio de mercado. Asimismo, Taylor le hizo saber a Morales que sus soldados respetarían a la población civil y a las leyes mexicanas. Sin embargo, los soldados norteamericanos cometieron muchas tropelías contra los civiles, y cuando Morales iba con Taylor a quejarse, el futuro presidente norteamericano le respondía diciéndole que era muy difícil controlar a las tropas si habían ganado una batalla. Morales le avisó a Taylor que se llevaría el gobierno a Galeana, se fue y desde allá anunció el 23 de noviembre de 1846 que se restablecía la Constitución Mexicana de 1825, declarando la República Federal.

Y el 9 de mayo de 1847 Morales disuelve su gobierno, dejando la función gubernamental en las manos de los municipios. Así las cosas, el Ayuntamiento de Monterrey decidió restablecer un gobierno estatal y para ello nombró a una comisión integrada por miembros de su Cabildo, de la Iglesia, Abogados y políticos, para determinar cuál sería la mejor forma de reorganizar el gobierno del Estado, determinándose que el día 29 de Mayo de 1847 se debía llegar a una decisión. Llegada esa fecha (29 de mayo), la comisión decidió nombrar gobernador al alcalde primero de Monterrey, Jesús Dávila y Prieto, quien notificó a Taylor su nombramiento, pero Zachary ni se dignó en contestarle, mucho menos entró en pláticas con él, estableciéndose a partir de esa fecha, el gobierno militar de la Comandancia Norteamericana en Nuevo León. Y este gobierno estuvo al frente del Estado, hasta el 17 de febrero de 1848, que firmado el Tratado de Guadalupe Hidalgo, se retiraron de Nuevo León estos soldados invasores, y se eligiera gobernador a José María Parás. Hoy se recuerda el 172 aniversario del establecimiento del gobierno invasor norteamericano, más que el nombramiento de Dávila y Prieto, quien nunca ejerció tal función.