25/Apr/2024
Editoriales

Diciembre 28 de 1838: se firma en Madrid España, el Tratado Santa María – Calatrava, o Tratado definitivo de paz y amistad entre México y su majestad Católica Isabel II

Diciembre 28 de 1838: se firma en Madrid España, el Tratado Santa Marí­a – Calatrava, o Tratado definitivo de paz y amistad entre México y su majestad Católica Isabel II. Finalmente, tras diecisiete años de independencia real –avalada por el último virrey, Juan O'Donojú- de nuestro paí­s del Imperio español, lapso en el que hubo intentos diplomáticos y militares de España por recuperar el dominio de lo que fue la Nueva España, y de las respuestas polí­ticas y militares de México, la reina Isabel II termina aceptando nuestra independencia en forma oficial.

Este tratado consiste en ocho artí­culos y dos declaraciones en donde España reconoce a México como un paí­s libre e independiente, y al mismo tiempo se libera a España de todas las responsabilidades que contrajo por los trescientos años de dominio. Lo suscriben: Miguel Santamarí­a, ministro plenipotenciario de México y José Marí­a Calatrava, presidente del Consejo de Ministros de España, lo que le da a México no sólo la posesión sino la propiedad de todos los territorios que constituyeron la Nueva España, incluyendo desde luego, los que diez años más tarde se los quedara a la fuerza Estados Unidos, que son la parte norte de nuestra nación.

Esta fecha tiene otras dos celebraciones como Dí­a de los Inocentes: la matanza bí­blica de niños betlemitas varones menores de dos años de edad para acabar con el niño Jesús, ordenada por Herodes El Grande, celoso porque según la profecí­a de Miqueas, un nuevo rey de Israel surgirí­a de Belén – Efrata, el menor de los clanes de Judá (Miq 5:2), pues unos magos de Oriente (Melchor, Gaspar y Baltazar) fueron a Jerusalén buscando al nacido rey de los judí­os. Jesús salvó su vida porque sus padres José y Marí­a huyeron a Egipto llevándolo consigo para evadir la matanza de inocentes. La segunda acepción es también del Dí­a de los inocentes, pero en plan de broma, consistiendo en mentir para engañar a quien lo permita, festividad aceptada por la Iglesia Católica sin llegar a santificarla. Tal vez el origen sea la combinación del engaño que vivió Herodes pensando que habí­a matado al niño Jesús, y una festividad pagana llamada "fiesta de locos" que se celebraba entre Navidad y Año nuevo.