Editoriales

El Príncipe de 1532

El florentino Niccoló Machiavelli –político de profesión- recomienda a los príncipes que procuren mejor ser temidos que amados, y que el uso eficaz del poder depende de su disposición a pasar por alto la moral convencional.

Maquiavelo argumenta: Siendo mi fin hacer indicaciones útiles para quienes las comprendan, he tenido por más conducente a este fin seguir en el asunto de la verdad real, y no los desvaríos de la imaginación, porque muchos concibieron repúblicas y principados que jamás vieron, y que sólo existían en su fantasía acalorada. Hay tanta distancia entre el saber cómo viven los hombres, y como debieran vivir, que el que para gobernarlos aprende el estudio de lo que se hace, para deducir lo que sería más noble y más justo hacer, aprende más a crear su rutina que a reservarse de ella.  

Hay autores modernos que buscan sustituir a Maquiavelo, pero hablando con la verdad, los principios maquiavélicos son además de geniales, muy efectivos, aunque algunos sean asquerosos.