04/May/2024
Editoriales

La Torre de Babel

En Babel la capital de Babilonia, sus habitantes embriagados por el orgullo y la ambición intentaron construir una torre que llegara hasta el cielo para arrebatarle sus secretos. Dios los castigó dándoles un ‘privilegio distintivo’ a los que laboraban en el proyecto, otorgándoles diferentes lenguas a cada uno, provocando tal confusión -no podían entenderse entre ellos-, que abandonaron el ambicioso y sacrílego proyecto.

 Los más graves problemas que padecemos en México se originan por la evidente confusión de visiones políticas y comunicación entre los gobernantes y sus contrapartes. Viven en una nueva Torre de Babel, con visiones políticas absolutamente diferentes, pues hablan lenguajes diversos, coincidiendo sólo en las descalificaciones mutuas.

 El Gobierno dice que todo está maravillosamente bien, y los opositores, que todo está absolutamente mal. La sociedad asimila el mensaje que tenga mejor mercadotecnia, pero no se define con claridad, porque ambas partes del conflicto hablan lenguas diferentes.

 A guisa de ejemplo de visión política desemejante, recientemente en una conferencia mañanera, un periodista le pidió al Presidente de la República que, para fomentar la unidad entre los mexicanos, le dijera a sus seguidores que dejaran de agredir a quienes difieren de su forma de gobernar, y el presidente contestó que: Eso que tú -el periodista- ves mal, para mí -el presidente- es motivo de una gran satisfacción.

 Ambas visiones políticas son explicables pero incompatibles. El periodista busca encontrar solución a los enfrentamientos para vivir en paz, superando los inducidos odios sociales entre compatriotas, mientras el presidente da a entender que para encontrar soluciones debe haber enfrentamientos e induce el odio entre las diversas clases sociales.

 Esas visiones deberían tenerlas al revés, el periodista a criticar y el presidente a construir, aunque de todas formas no se podría avanzar empujando al país para adelante y para atrás al mismo tiempo, y menos con lenguajes totalmente diferentes. Los clasemedieros, las feministas, los que defienden al INE, los que estudian en el extranjero…  Todos los mexicanos y los escenarios se vuelven propicios para las denostaciones, y para el meme. Esta guerra -o torre- no es de papel, es de babel.