29/Mar/2024
Editoriales

Crisis Política en Nuevo León

La crisis a la que me refiero puede definirse como "de expectativas polí­ticas" y se refiere al estado de ánimo

de los neoleoneses: El que tení­an en mayo y junio del año pasado, comparado con el que tienen ahora. El

anterior era un hartazgo profundo con la aparentemente inacabable e irradicable corrupción de nuestros

gobernantes y sus paniaguados, tanto a nivel estatal como federal. Como consecuencia, el hecho de que un

polí­tico, que se autodenominó "independiente" y que tení­a una muy buena trayectoria como alcalde de Cd.

Garcí­a, se atreviera a retar al manido esquema partidista, levantó grandes expectativas, por lo que más de un

millón de ciudadanos se volcaron a votar para gobernador a Jaime Rodrí­guez Calderón, derrotando así­ a los

candidatos del PRI y del PAN.

El estado de ánimo actual es el de muchas dudas y profunda desorientación sobre qué hacer al respecto: Las

dudas sobre cómo juzgar la actuación de Jaime Rodrí­guez después de casi cinco meses de gobierno, son las

siguientes de más a menos malas: a) Todo fue una burla urdida y maquinada por el PRI; b) No fue burla, pero

al señor, simple y sencillamente, la faltan capacidades, conocimientos y tamaños para resolver los

"paquetazos" que le heredaron; y c) No le faltan tamaños, pero en vez de concentrarse en estudiar, conocer e

ir resolviendo los tremendos problemas que heredó, "se le subió" el triunfo y se dedicó más a hacerse

propaganda para "la grande", que a enfrentarse y trabajar duro en los problemas locales.

Para resolver el problema de la desorientación de la ciudadaní­a, creo que el camino es evidente: Por presión

de todos los organismos ciudadanos, más aquellos miembros del Congreso local dispuestos a cumplir con su

cometido, presionar e investigar al Gobierno, hasta ir encontrando cuál de las tres posibilidades refleja mejor

la realidad: a) Si todo fue una burla, entonces Jaime Rodrí­guez quedarí­a desenmascarado como un seductor

del pueblo y, por tanto, un enemigo polí­tico y, entonces, habrí­a que buscar a otro lí­der que lo desbanque y

que enarbole la bandera del pueblo. b) Si el problema es faltas de capacidades y tamaños, eso puede tener

remedios, aunque sean parciales, porque lo más importante es la buena voluntad de hacer las cosas: Lo demás

puede suplirse en alguna forma, aunque, claro, los asuntos se irí­an resolviendo más despacio. c) Si se trata

sólo de falta de atención y "alocamiento" entonces sólo se requiere que acepte de buena fe esa flagrante

realidad y se dedique, en cuerpo y alma, a enmendarla. Si acepta con humildad y hombrí­a este camino,

entonces habrí­a que darle toda la ayuda ciudadana que requiera, siempre y cuando todo se maneje con

transparencia y rectitud.

Es muy importante que esta crisis de expectativas en Nuevo León se resuelva pronto y bien, es decir de

acuerdo con lo que encontremos que sea la realidad, ya sea ésta mala, no tanto o menos, pues todos los ojos

del paí­s están puestos en este "experimento polí­tico", como lo demuestra la nueva y magistral propuesta que

acaba de lanzar Jorge G. Castañeda, de ir sentando las bases para tener un solo candidato independiente para

la campaña presidencial de 2018. Pero si resulta que el experimento de Nuevo León resulta fallido, pues

entonces también se oscurece el panorama nacional. Así­ que la última llamada de la ciudadaní­a neoleonesa

para don Jaime Rodrí­guez Calderón, creo que deberí­a decir algo así­: Lo que importa más que nada, señor, es la

buena voluntad, clara e impoluta, porque con eso todo tiene remedio y sin eso no hay avance ni construcción

¿Buena voluntad para qué? Para buscar el bien común y no los intereses personales o de grupito. Así­ de

sencillo exponerlo y así­ de difí­cil cumplirlo, señor Gobernador, porque ese camino recto implica muchas

dificultades y peligros y su única recompensa serí­a la honra y fama que con ello se ganarí­a.

Atte.- JVG.- 24-02-16