Nacional

Ira popular por incendio en Torre Grenfell de Londres tambalea a Theresa May

A los gritos de "¡Justicia para Grenfell!", exhibiendo las fotos de los "desaparecidos", decenas de residentes la torre incendiada en Londres irrumpieron este viernes en las dependencias de la junta de distrito de Kensington y Chelsea y acusaron a la "premier" Theresa May de estar eludiendo las responsabilidades por la tragedia que se ha cobrado al menos 30 muertos y decenas de heridos. Mustafa Al Mansur, el organizador de la protesta en Kensington, advirtió que habrá nuevas movilizaciones "hasta que tengamos las respuestas".

Al Mansur pidió calma a los manifestantes, que decidieron enfilar hacia torre Grenfell e intentaron romper el cordón policial alrededor del edificio calcinado. La protesta dejó paso a una vigilia por las ví­ctimas que duró más allá de la medianoche. En el centro de Londres, otras dos manifestaciones rompieron en Picadilly Circus y a las puertas de Downing Street, donde la multitud coreó la consigna "May must go!" ("May se tiene que ir"). El titular de Exteriores, Boris Johnson, salió en defensa de la "premier" y acusó al Partido Laborista de "politizar de un modo indignante una terrible tragedia".

La ira popular estalló a las puertas de las dependencias municipales y, horas después, ante el Ministerio de Comunidades y Gobiernos locales en Westminster. La propia Theresa May sintió de cerca la indignación de los residentes y fue despedida a los gritos de "cobarde" y "¡vergí¼enza!" cuando visitó finalmente la iglesia de St. Clements y tuvo que salir por una puerta lateral para eludir el contacto con la multitud vociferante.

La "premier", criticada incluso por los medios conservadores por la "falta de humanidad" demostrada durante la tragedia, eludió el encuentro con los afectados el dí­a antes. Theresa May respondió a las presiones este viernes visitando a los heridos en los hospitales de Londres y anunciando la creación de un fondo especial de 6 millones de euros de ayuda a las familias.

Entre tanto, los afectados de la torre Grenfell y de las viviendas sociales evacuadas protagonizaron una sentada colectiva a la entrada de la junta de distrito e hicieron pública una lista de peticiones: la lista completa de las ví­ctimas de la tragedia, la apertura de una comisión especial para investigar la remodelación de la torre y uso de paneles inflamables, la creación de un fondo de ayudas a los damnificados y la garantí­a de realojamiento para las familias en el propio distrito. La protesta fue a más y la policí­a tuvo que desalojar las dependencias municipales. Al cabo de dos horas, más de 500 manifestantes protagonizaron unas sentada en la calle, pidieron las dimisiones de los concejales del distrito y reclamaron un interlocutor que garantice sus demandas. "¿Qué queremos? ¡Justicia!", gritaron al uní­sono. "¿Cuándo la queremos? ¡Ahora!".

La tensión a las puertas de la junta de distrito de Kensigton y Chelsea fue un reflejo de la dimensión que está tomando la tragedia. Los medios británicos se refieren ya a la tragedia de la torre Grenfell como el "huracán Katrina" de Theresa May, atrapada en su propio laberinto polí­tico, en plena cuenta atrás de las negociaciones del Brexit y con un acuerdo de Gobierno aún en el tejado. El alcalde de Londres, Sadiq Khan, dirigió una carta abierta a Theresa May reclamando "acción urgente" para realojar a los afectados de la torre Grenfell y justificando "la creciente ira de los vecinos" por la falta de ayuDa de las autoridades. "No quiero ver disturbios sociales, pero la gente está llena de ira por todo lo que está aflorando", advirtió la laborista Emma Dent Coad, recién elegida como diputada por Kensington y Chelsea por un puñado de votos. "Estamos en el distrito más rico del paí­s, que es capaz de gastarse 26 millones de libras en el pavimento de Exhibition Road para atraer a los turistas y dejar al tiempo tiempo desprotegidos a sus vecinos más vulnerables.

Ahora se amenaza a los vecinos con realojarlos en otras zonas de la ciudad. Esto equivale a un programa de limpieza social". Hasta los voluntarios como Emily, nacida en el barrio y en al zona limí­trofe en el barrio rico y el barrio pobre, no puede ocultar su malestar por todo lo que está ocurriendo. "Es increí­ble que viniera por aquí­ la Primera Ministra, para hacerse la foto junto a los bomberos, y que ni siquiera se dignara a tener un encuentro con los afectados", se lamenta Emily, a las puertas de la iglesia de St. Clements. "La distancia entre los polí­ticos que nos gobiernan y la gente de a pie es abismal".