27/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Abril 22 de 1920: se levanta en armas el revolucionario neoleonés Porfirio G. González en el municipio de Gral. Terán, y ese mismo día va a Montemorelos a tomar esa plaza también. Es clásico el aforismo de que “lo mas difícil del poder es dejarlo”, y se aplica a estos hechos. Cuando Venustiano Carranza, líder del movimiento constitucionalista que derrotó a Huerta condujo los trabajos de construcción de la Constitución mexicana de 1917, trató de imponer como su sucesor al ingeniero Ignacio Bonillas, explotó un movimiento revolucionario en su contra. VC ejerció el Poder Ejecutivo como encargado mientras se aprobaba la Constitución, desde agosto de 1914 y después como presidente constitucional de 1917 a 1920. Señaló como candidato a sucederlo, al ingeniero civil Ignacio Bonillas que había sido embajador de México en Washington, y a pesar de ser oriundo de Sonora, el poderoso Grupo Sonora encabezado por Plutarco Elías Calles, Álvaro Obregón y Adolfo de la Huerta no aceptó su candidatura, y sobre vino el choque entre revolucionarios, suscribiendo los sonorenses el documento de la Revolución de Agua Prieta en abril de 1920. 

El hombre fuerte del Grupo de Sonora en Nuevo León se llamaba Porfirio G. González, oriundo de China, NL. quien inició su carrera revolucionaria en 1913, un hombre cercano a Álvaro Obregón, por lo que para 1920 ya era General de Brigada. En 1919 operaba las instrucciones de su jefe en Puebla, y en 1920 era Jefe de Operaciones del Noreste con la misma directriz. Hoy recordamos que González tomó Terán al grito de desconocimiento a Carranza y desde luego a Bonillas y, al mismo tiempo, apoyando la candidatura independiente de su jefe Álvaro Obregón. De ahí fue a Montemorelos el mismo día, en donde se le sumó el jefe de la estación del Ferrocarril y tomó también esa importante población, para de allí enviar gente a diversos municipios cercanos a Monterrey. El gobernador José E. Santos intentó organizar una defensa contra Porfirio G. González, pero no consiguió apoyo ni del empresariado ni de la milicia, y mejor huyó de la Ciudad el 12 de mayo de 1920. Así las cosas, al día siguiente, el Cabildo de Monterrey y el empresariado regiomontano reconoció a Porfirio G. González como gobernador, quien entregaría el poder al gobernador electo Juan M. García el 5 de febrero de 1921. El capítulo final de esa parte de la historia de la Revolución Mexicana fue cuando Venustiano Carranza, abrumado por la expansión de la revolución de Agua Prieta, salió de la capital para ser asesinado el 21 de mayo de 1920 en Tlaxcalantongo, Puebla. Carranza pagó caro su intento de dejar el poder a un civil; el país no podía manejarse aún con un presidente ajeno al movimiento revolucionario.