28/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Enero 19 de 1927: muere en el castillo de Bouchot, Bélgica, a los 86 años de edad, la ex emperatriz de México, Carlota Amalia, viuda del archiduque Maximiliano de Habsburgo. Una fuente creíble afirma que desde 1866, un año después de que Maximiliano fuera fusilado en el Cerro de las Campanas, Querétaro, en 1867, ‘Mamá Carlota’ perdió el juicio. Había salido de nuestro país en julio de 1866 con la misión casi imposible de persuadir a Napoleón III de apoyar a su marido que en México estaba ya casi sin fuerzas desde que el gobernante francés se había llevado sus tropas a Europa, dejando al emperador Maximiliano desamparado y dentro de una especie de jaula de leones que era nuestro México, pues el presidente Benito Juárez, con el apoyo de los grandes generales neoloneses Escobedo, Zaragoza, Aramberri y otros, empezaba a acorralarlo.

  Cuando Carlota consiguió entrevistarse con Napoleón tenía la esperanza de moverle la conciencia acerca de la injusticia que había cometido al abandonar a su esposo Maximiliano, y de que regresara tropas a México, pero el último monarca galo no se movió un ápice en su decisión de olvidar aquel delirante sueño que un día tuvo de gobernar por interpósita persona, el país vecino de los Estados Unidos, que era el objetivo real.

 

  Carlota Amalia tenía apenas 26 años de edad y a partir de la tragedia comenzó a enfermarse con un delirio de persecución, pensando que todo mundo la quería envenenar. Pasó sus primeros años de enferma en el Castillo de Miramar, en donde vivió con Maximiliano antes de la aventura mexicana. El militar y hombre de letras Vicente Riva Palacio escribió una alegre canción que caló hondo entre los mexicanos de aquella época que decía: ‘En tanto los chinacos que ya cantan victoria /guardando en su memoria ni miedo ni rencor/gritan mientras el viento la embarcación azora,/ adiós mamá Carlota, adiós, mi tierno amor’.