03/May/2024
Editoriales

El inventor del álgebra

Imposible pensar en la solución de un problema matemático sin la intervención del álgebra. 

Es un instrumento intelectual de uso cotidiano que permite agrupar variables solas o acompañadas por números constantes que se resumen en una ecuación, o fórmula. 

Su aplicación es absolutamente amplia en la física, la geometría, la química y otras disciplinas de las ciencias exactas para resolver medidas, velocidades, pesos, y cualquier incógnita que aparezca en la ecuación estudiada. 

Y además, algunos de sus principios son aplicables en los problemas diversos que la vida nos plantea.

La mente creativa de los ingenieros y de los matemáticos está basada precisamente en el conocimiento algebraico, y la ventaja que tienen quienes ya lo entendieron, es saber que no siempre aplica en los aspectos de ciencias sociales. 

Sin embargo, es piedra angular en el desarrollo de la humanidad, y una de las muchas cosas que el mundo le debe a los árabes, aunque vieran al principio al álgebra sólo como una ampliación de la aritmética, porque así fue dada a conocer en La Casa de la Sabiduría.

Con ese pomposo nombre se referían a la biblioteca y academia de ciencias (siglos IX a XII) ubicada en Bagdad, la hermosa ciudad capital de Irak erigida a orillas del río Tigris, donde se reunían los más famosos y eruditos hombres de su época. 

Entre los sabios que frecuentaban La Casa de la Sabiduría, estaba Mohamed al- Jwarizmi, autor del libro Al-Jabr, con el cual se funda el álgebra, esta ciencia matemática de la que estamos comentando. 

Este libro además de sentar las bases del álgebra, le da su nombre (el de Al- Jabr), y los términos algoritmo y guarismo, vienen del apellido de al- Jwarizmi. 

Aunque hay varias teorías del origen del álgebra la mejor prueba de su autoría es la aceptación universal del nombre.