02/May/2024
Editoriales

Los otros datos

El presidente de México Andrés Manuel López Obrador hizo famosa la frase de: ‘yo tengo otros datos’, refiriéndose a que lo denunciado es mentira, pues los informes que le dan las diversas instancias de su gobierno no sólo son diferentes, sino contrarios.

Esto hace titubear a cualquiera, pues quien jefatura las instituciones nacionales tiene a su disposición los instrumentos informativos que son las fuentes oficiales, es decir, los que saben la verdad. Sin embargo, esta respuesta del presidente sucede con tanta frecuencia que ya se ha convertido en una gracejada, pues a todas luces en varios temas le han informado equivocadamente. 

Esto me recuerda que hace tiempo leí un relato llamado ‘El sitio de París’ autoría del destacado novelista Alphonse Daudet. En esa obra el personaje principal es el octogenario coronel Jouve, acorazado del primer Imperio Francés quien había caído en cama en virtud de una severa apoplejía cuando el ejército francés fue humillado por los alemanes en Wisemburgo. Desde entonces un médico y su bella nieta lo atendían en su casa de París que tenía un balcón a la calle, cerca del Arco del Triunfo.  

Pronto se dieron cuenta que la única forma de que sobreviviera era mentirle diciéndole que Francia iba ganando la guerra; jamás le dijeron que París estaba sitiada. Mintieron al decirle que habían ganado la batalla de Reishchoffen, pues su ánimo y salud presentaban claros síntomas de mejoría, pero las mentiras iban creciendo cada vez más, y alcanzaron a decirle que habían muerto 20 mil prusianos y que el Príncipe Heredero había sido detenido por Francia. 

Se sentía muy bien cuando desde su cama de agonía, él dictaba las estrategias militares y discutía con ellos los avances de las tropas. El coronel Jouve era feliz pensando que desde su balcón vería entrar al victorioso ejército francés. 

En la realidad se celebraban fuertes batallas en las afueras de París porque los prusianos atacaban a las defensas. Si se escuchaban algunos ruidos extraños, se le decía que eran los festejos de las tropas francesas, y las detonaciones eran balas de salva en honor de los soldados caídos en combate. 

Todo iba bien, hasta que los prusianos rompieron la defensa entrando a París con una marcha victoriosa que iba desde la puerta de Maillot a las Tullerías, por donde se ubicaba la casa de Jouve. Cuando llegó hasta su alcoba el inconfundible rumor de tropas marchando, el Coronel hizo un esfuerzo sobre humano para vestirse con su uniforme de gala, para salir al balcón a vitorear a las tropas victoriosas de Napoleón.

Como pudo salió al balcón y se levantó en posición de firmes, aunque batalló para erguir el pecho, pero al voltear a los edificios vecinos nadie tenía las ventanas abiertas. Y extrañamente vio ondear unas desagradables banderas blancas con cruces rojas. ¡Qué coraje ver que a los parisinos no les importaba el triunfo militar de Francia!

Pero entre una música que se parecía a la marcha triunfal de Schubert escuchó decir: 

_¡A las armas! _¡A las armas! _¡Los Prusianos!

Desde lejos, los victoriosos soldados prusianos vieron caer desde un balcón a un guerrero francés. Así fue como el coronel Jouve, un gran militar francés, se enteró de los otros datos, los verdaderos. Hago votos para que México salga bien librado de esta batalla contra la adversidad.