07/May/2024
Editoriales

Los sueños maravillosos

Desde hace un par de años sufro de ‘mal dormir’, pues el breve tiempo que siempre le he dedicado a esa función natural del cuerpo, ahora padece interrupciones por necesidades hídricas y una variable de la apnea del sueño. 

Esto me llevó a recurrir al viejo truco llamado siesta, buscando compensar el hecho de que en vez de dormir, dormito. 

Ya empecé a tratar médicamente el problema, pues advertí una reducción de velocidad en mis reflejos mentales, y ese lujo suele ser demasiado caro.  

Para entender las funciones de nuestro cerebro basta con entender cómo trabajan las computadoras, que son sus burdos remedos.

Cuando una computadora, llámese Ordenador personal o PC, de sobremesa o portátil -Lap Top-, celular, o cualquier otro dispositivo cibernético, se congela, hiberna o se bloquea, se debe reiniciar.

Esto significa desconectarlo por un breve tiempo y volverlo a conectar para que se reinicie, y así vuelve a trabajar como si nada hubiera sucedido. 

Esto da idea de la necesidad de ‘reiniciar’ nuestro cerebro durmiendo una siesta que, aún siendo breve, nos permite despejar la mente.

Dormir es además de necesidad, algo grandioso, pues nos lleva a vivir en un mundo fascinante que llamamos sueño, en el que hacemos cosas y hazañas imposibles de realizar en la vida real, aunque después discutiremos usted y yo si la vida real es cuando estamos despiertos o cuando soñamos. 

Porque las referencias históricas de pensamientos, mensajes divinos, premoniciones, e ideas fantásticas que nos llegan en los sueños, son demasiadas.

Un ejemplo es nada menos que el gran sabio Albert Einstein, quien platicaba que, en 1895, él estaba saliendo de la infancia y tuvo un sueño impactante. 

El niño Albert soñó que cabalgaba por los cielos montado en un rayo de luz. Este recuerdo le siguió toda su vida y especialmente le abrió las puertas a su imaginación para llegar a la teoría de la relatividad y a otras de iluminación que hoy se reflejan en inventos que nos hacen la vida más cómoda.    

Pero no es el único caso, en un sueño el arcángel Gabriel le avisó al carpintero José que su esposa María daría a luz al Niño Dios; diez días antes del 14 de abril de 1865, el presidente Abraham Lincoln soñó que lo asesinarían y resultó cierto. Y millones de ejemplos similares a estos dos notables hechos documentados. 

Desde luego que hay de sueños a sueños, y faltaría tiempo y espacio para narrar casos de sueños hermosos, fantásticos y hasta algunas pesadillas.

Le deseo a usted y a los suyos, sueños felices.