“Reunir todo, es aceptar atravesar las partes claras y oscuras de nuestra vida. Las alegrías y los dolores que nos construyen“. Ángeles Wolder Helling
La genealogía es una de las ciencias auxiliares de la historia y es trabajada por un genealogista. El objetivo principal en genealogía, es identificar todos los ascendientes y descendientes en un particular árbol genealógico y recoger datos personales sobre ellos. Todo ello, con el fin de averiguar nuestro entorno de existencia universal.
El árbol genealógico nos ofrece una gran cantidad de datos que resultan valiosos para entender quiénes somos y por qué somos así. La información que nos brinda es integradora, es decir, nos permite establecer los nexos que unen al pasado con el presente y el futuro. Por lo que no deja de ser enriquecedora.
En un árbol genealógico se representan las relaciones entre los familiares y se señalan los miembros de la familia que tienen determinadas variantes genéticas patógenas, rasgos y enfermedades, además se indica si ya fallecieron.
Lo primero al iniciar una investigación genealógica es recopilar la mayor cantidad de antecedentes a través de dos fuentes: orales y documentales. Estos antecedentes deben comprender nombres y apellidos de personas, lugares y fechas. En caso que se desconozca la fecha exacta, se puede utilizar una aproximación. Procurando aportar datos concisos. O de relevancia.
En lo personal, las enriquecedoras pláticas con mis hermanos, primos, e historiadores, me han ayudado sobremanera a ir profundizando al intentar hacer mi árbol genealógico. Es indescriptible la sensación en mi caso, al hacer un recorrido mágico de los siglos xviii al siglo xxi. Donde mi mente y espíritu, en cuestión de segundos; se transportó al pasado de los míos, y le toco sentir, la preocupación y tranquilidad, la incredulidad y credulidad, el lamento y el júbilo, al saber los caminos de vida, que recorrieron mis antepasados; Que si la tía abuela chona, se casó tres veces, que si mi bisabuelo, falleció a los 37 años al caerse de un caballo. O saber que mis abuelos, tuvieron un hijo varón, que falleció a los pocos días de nacido, al que le pusieron mi nombre. O que mi tatarabuelo, pasó de jornalero en el año de 1820 a hacendado en 1845.
En lo personal la empresa Ancestry.com, y la organización Family Search, me han orientado al nacimiento de las primeras ramas de mi árbol genealógico. Sin embargo estoy a la espera de mi primera entrevista con un profesional de la genealogía. Incluso es aconsejable consultar las publicaciones que realizan periódicamente los institutos, asociaciones y academias de genealogía, historia y geografía, de cada país o estado, donde se quiere realizar la investigación.
En México, o particularmente en Nuevo León, existen, varias sociedades de Genealogía, cuyos miembros podrán ayudarte a realizar con éxito la investigación de tu árbol, entre ellas, se cuenta con: la Sociedad Genealógica de Nuevo León, la Sociedad Genealógica y de Historia Familiar, la Sociedad Genealógica del Norte de México. Se sabe también de investigadores profesionales de la rama, como el maestro. José Alberto Rodríguez Ramírez, y Luis Cavazos Guzmán.
Por lo pronto: Honremos a nuestros ancestros, agradezcamos, porque gracias a ellos, hoy estamos aquí y somos quien somos, independientemente de cómo lo hayan hecho. O de su circunstancia de época. Animar a que una persona investigue sobre su sistema familiar, puede resultar muy beneficioso, ya que en ésa búsqueda se toma contacto, con información sobre hechos que pueden ser totalmente desconocidos a nivel consciente y que al poner luz sobre ellos, suceden cosas de gran importancia. Que resultan en un mayor entendimiento de nuestras vidas.
Para simplificar lo anterior, recordemos al cantautor argentino Alberto Cortez, al escribir la canción Mi árbol y yo. ¡Mi madre y yo lo plantamos en el límite del patio. Donde termina la casa, fue mi padre quien lo trajo, yo tendría cinco años, y el apenas una rama! ¡Mi infancia brotó, mi infancia pasó!
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