Cuenta una leyenda mexicana que unos aluxes (duendes de la mitología Maya que serían más antiguos que el sol) se reunieron cuando ya era inminente la existencia de la humanidad para planear algunas travesuras, pues su carácter es alegre. 

_Quitémosles algo, dijo el alux mayor

Esta sugerencia puso a pensar a todos, hasta que el alux menor dijo: _Quitémosles la felicidad!

_Muy buena idea, dijeron los otros, pero de inmediato salió la pregunta obligada: ¿y dónde la podremos esconder para que no la hallen fácilmente? 

_Propongo que la escondamos en la punta del Cerro más alto del mundo, dijo uno de ellos. Pero de inmediato otro alux respondió: _ no, porque ellos (los humanos) van a tener fuerza, así que alguna vez alguien puede escalar esa montaña, encontrarla y decirle a sus semejantes dónde está la felicidad.

_ Entonces vamos a esconderla en el fondo del mar, planteó un alux inteligente. Pero otro de ellos dijo: _no, porque algún humano podría inventar algún aparato para ir al fondo del mar, y la pueden encontrar. 

_Escondámosla en un planeta lejano a la tierra, dijo otro más. Pero todos coincidieron que no era buena idea porque entre los humanos habría mucha inteligencia y podrían construir naves para viajar a otros planetas y descubrirán la ubicación de la felicidad.

Al final habló el más sensato de los aluxes y dijo: _Ya se dónde esconderla para que jamás puedan dar con ella. Todos callaron y le preguntaron en dónde proponía que se escondiera la felicidad, y el duende dijo: _  la debemos esconder dentro de ellos mismos, así se la pasarán buscándola fuera, y nunca la encontrarán.

Todos los aluxes aceptaron y desde entonces, el hombre se pasa la vida buscando la felicidad en todas partes, menos dentro de sí mismo.  

*Leyenda mexicana; versión libre mía