24/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Noviembre 26 de 1794: Coloca el obispo Ambrosio Andrés de Llanos y Valdés la primera piedra de La Nueva Catedral de Monterrey, obra que nunca se terminó de construir, ubicada en el cruce de las ahora calles de Juárez y Tapia. Desde su fundación la ciudad de Monterrey dependía en lo religioso de Diócesis lejanas desde donde llegaban los sacerdotes que atendían la Iglesia Parroquial que hoy conocemos como Catedral Metropolitana de Monterrey.

En el año de 1777 se creó la Diócesis de Linares, pero ningún obispo despachó en esa ciudad, haciéndolo desde Monterrey. Así que el obispo Llanos y Valdés, asesorado por el arquitecto Juan Crouset propuso hacer “una nueva Ciudad”, al norte de los ojos de agua, lejos de inundaciones y acequias con sus charcos. La espina dorsal sería la calle del Roble -hoy Juárez- que incluía un Hospital y su plaza -el Colegio Civil y su Plaza-; un convento de madres Capuchinas y su plaza -hoy el mercado Juarez-, Casas Reales, Plaza mayor y varias plazas más. Ahí ubicaba la Nueva Catedral, con un tres naves, dos campanarios,  sacristía, oficinas para el Cabildo Eclesiástico, y atrio. Pero el gobernador Simón de Herrera y Leyva no aceptó el proyecto que el obispo De Llanos y Valdés iniciara con dinero de la Iglesia.

La construcción quedó abandonada, y los muros servían de parapeto en los ataques de los indios, hasta que en 1846 llegó de gobernador militar Rómulo Díaz de la Vega quien convirtió esas ruinas en una Ciudadela, es decir, un fortín que servía de defensa, cuartel, prisión y polvorín. Sólo cuadró la estructura con torreones en sus cuatro esquinas, y unos cañones. Los muros soportaban pasillos con parapetos. Ante la inminente invasión norteamericana en agosto de 1846  Díaz de la Vega fue sutituido por Pedro de Ampudia que movió el polvorín a la Catedral. Luego de la rendición de la Ciudad, el ejército norteamericano tomó la Ciudadela el 25 de septiembre de 1846 que fue entregada por las autoridades mexicanas sin disparar un tiro, arriando la bandera mexicana con respeto por las tropas norteamericanas y recogiéndola los mexicanos. Después volvió a servir para diversos hechos de armas. En el Siglo XX se edificó en los restos de la “Catedral Nueva” la Biblioteca municipal Felipe Guerra Castro que conserva un torreón con algunos cañones de reliquia, y el Teatro Calderón.