Internacional

“El único delito que he cometido es defender a nuestra nación de aquellos que quieren destruirla”: Trump

 

Redaccion-elperodico.com elcorreo.es 

 

«Este falso caso lo han traído para interferir con las elecciones que vienen en 2024 y debe ser retirado de inmediato», exigió. «No pueden vencernos en las urnas, así que intentan hacerlo a través de la ley».

El expresidente tacha las acusaciones de interferencias electorales y arremete contra los fiscales que lo investigan, el juez y sus familias

En Mar-a-Lago le aguardaban sus leales vestidos de gala, desde la congresista de Georgia Marjorie Taylor Greene, que como le había pedido el alcalde de Nueva York mostró esa mañana «su mejor conducta», a la ex candidata a gobernadora de Arizona Kari Lake, que compite con ella por ser la pareja presidencial de Trump y llegar juntos a la Casa Blanca en 2024. Repuesto de su inquietante paso por los tribunales, donde ha sido acusado de 34 cargos de fraude contable por esconder los pagos para silenciar a la actriz de porno Stormy Daniels, y tranquilizado ya por sus abogados, el instinto le dijo a Trump que tenía por delante una valiosa oportunidad para reescribir la historia y difundir en horario de máxima audiencia su realidad paralela sobre sus propios delitos, los de los mandatarios que le precedieron y, sobre todo, los de Joe Biden, que puede volver a ser su rival en 2024.

Subió al escenario repleto de banderas, con el himno patriótico «Proud to be an American» (Orgulloso de ser estadounidense) que abre sus mítines, y se presentó como mártir y redentor. «El único delito que he cometido en mi vida es defender a nuestra nación de aquellos que quieren destruirla», anunció.

La primera imputación de un expresidente de Estados Unidos es tan débil que ha dejado perplejos a muchos analistas legales. Trump podía haber dedicado su primera comparecencia pública tras ser fichado a diseccionar esas lagunas, pero en lugar de eso prefirió hacer exactamente lo que el juez le había advertido que no hiciera: atacar despiadadamente al fiscal de ese caso y otros en marcha, al magistrado y a la familia de ambos. Un clásico ejemplo de «la mejor defensa es el ataque» con el que el magnate intenta siempre conjurar cualquier percepción de debilidad.

El fiscal neoyorquino ya ha recibido por correo estremecedoras amenazas de muerte con polvo blanco: «Alvin Bragg, voy a matarte», decía la del viernes pasado. Además de ser un instrumento del aparato demócrata para destruir su carrera política, Trump le acusa de «haber filtrado cantidades masivas» de información proporcionada por un gran jurado. Algo parecido a lo que dice de su esposa, Jamila Ponton Bragg, otra licenciada en Harvard que, según el expresidente, «ha estado muy activa en la investigación» contra él y ha colgado en Twitter detalles del caso. En realidad Ponton Bragg solo había retuiteado un post que recordaba el papel que han tenido en la esclavitud de 2.000 negros «dos tercios de los últimos doce presidentes estadounidenses». Algo que no se puede comprobar fácilmente porque su cuenta está cerrada al público desde que Trump la puso en la diana.

Su hijo mayor, Donald Trump Jr., se encargó anoche de ilustrar con una foto en Twitter sus ataques contra la hija del juez Juan Merchan, que por su origen colombiano es otra víctima propicia del magnate. Loren Merchan, de 34 años, no ha trabajado directamente para la vicepresidenta Kamala Harris, como sostiene Trump, pero sí para una firma de publicidad digital que ha participado en varias campañas demócratas de alto perfil, incluyendo la del presidente Joe Biden. Pese a las peticiones del fiscal, que ha pedido protección, el juez no ha querido prohibirle que hable públicamente del caso, aunque le advirtió que midiese sus palabras.

Las más duras de anoche fueron para el fiscal especial Jack Smith, «un lunático», dijo Trump. Para preservar la imparcialidad del caso, el fiscal general Merrick Garland ha delegado en él la investigación de los documentos clasificados que el FBI incautó de su residencia de Mar-a-Lago y, a juzgar por los ataques de anoche, Trump parece más preocupado por ese caso que por ningún otro. «Me quieren aplicar la Ley de Espionaje de 1917 que contempla la pena de muerte», se quejó, «pese a que eso no tiene nada que ver con llevarse cajas de documentos y mayormente rop

El mitin disfrazado de declaraciones a la prensa era tan flagrante que prestigiosos medios como NPR decidieron no retransmitirlo y algunos, como la CNN, optaron por cortarlo a la mitad. Fox, sin embargo, que hacía tiempo que había dejado de transmitirlos íntegramente, no se perdió ni los últimos apretones de manos antes de abandonar la sala, en la que brillaba por su ausencia Melania Trump, que tampoco le acompañó a Nueva York para el trago de los juzgados.

Según la versión de Stormy Daniels, el affair que le ha costado su primera imputación penal ocurrió en 2006 a los pocos meses de que diera a luz al único hijo de la pareja, Barron, de 17 años, «muy alto y muy inteligente», le alabó ayer su padre. «Algún día él también hará un gran trabajo», vaticinó al celebrar la labor de sus otros hijos al frente de Trump Organization. Según fuentes de la revista People, su esposa Melania está dedicada a la educación de Barron, «feliz de estar en Mar-a-Lago rodeada de gente que la quiere y nunca habla de la realidad o dice cosas malas de su marido», dijo una fuente a la revista People.

Aunque en las calles no hubo «muerte y destrucción», como había vaticinado Trump cuando quiso agitar las aguas, la ocasión era perfecta para los alborotadores profesionales como Estefan Pérez, de 30 años, que este martes protestaba en contra de los medios de comunicación y «lo que quiera que sea que esté pasando», añadió sin cortapisas. «Yo antes me manifestaba en contra de Trump, pero ahora me uno a él». ¿Y cuándo ocurrió ese cambio? «Desde que dejé de ver las noticias», precisó.

Pocas veces había disfrutado de tanta atención como la que recibió este martes por parte de la hambrienta nube de periodistas nacionales e internacionales ansiosos por alimentar el ciclo informativo. Se la robó el congresista Jamaal Bowman, que también aprovechaba la atención para distribuir su catecismo de igualdad racial y social. «Es un día histórico.

Hasta ahora el peso de la Justicia recaía sobre negros, marrones y pobres. Hoy también rinden cuentas los ricos y poderosos». Donald Trump pasará los próximos dos años embarcado en este y puede que otros casos judiciales que se abren paso en los tribunales de Washington DC y Georgia. Será difícil que sea el de Nueva York el que lo lleve a la cárcel, e incluso si esto ocurriera podría seguir ganando las elecciones y hasta gobernar desde una celda. Para sus seguidores, con Michelle Bramlett, de 61 años, que había conducido con su hija y su yerno dos horas para apoyarle en este trago, siempre será un mártir que se ha interpuesto entre las fuerzas oscuras del «estado profundo» y la libertad de su gente. «Nunca pensé que este día iba a llegar», reconoció, «pero no me preocupa el resultado. Dios siempre gana».

Ataca al fiscal y al juez de Nueva York y a sus familias y con especial ahínco al fiscal especial que estudia los documentos clasificados y el asalto al Capitolio

En un día histórico, Donald Trump ha optado por el reciclaje. Solo seis horas después de ser imputado en Nueva York con 34 cargos por delitos penales, el expresidente y aspirante republicano para 2024 ha ofrecido un discurso en Mar-a-Lago en modo mitin de campaña, en el que ha repasado una lista ya múltiples veces aireada de quejas y denuncias.

En una intervención breve para sus parámetros, de 25 minutos, Trump ha atacado no solo el caso neoyorquino, sino todas las investigaciones en su contra como políticamente motivadas. Ha asegurado que se trata de “interferencia electoral”. Ha vuelto a centrarse exclusivamente en él para retratarse como víctima. Y ha hecho un retrato apocalíptico de Estados Unidos.

Del caso neoyorquino en sí Trump ha hablado poco, y eso que podía haber explotado las debilidades que numerosos expertos legales y observadores, y no solo sus aliados, ven en la construcción de los cargos que ha realizado Bragg. Y aunque Trump ha señalado a esa opinión dominante como había hecho antes en un mensaje en redes sociales y ha asegurado que su imputación es “ridícula” y “un insulto para el país conforme el mundo ya se ríe de nosotros por muchas otras razones”, no ha entrado todo lo que podría haber hecho en ese terreno. "Mi único crimen ha sido defender sin miedo a nuestra nación de quienes tratan de destruirla”, ha dicho.

Lo que sí ha hecho ha sido renovar los ataques que en redes sociales lleva semanas lanzando contra el fiscal neoyorquino, el demócrata Alvin Bragg, y contra el juez que preside el caso, Juan Merchan. Y lo ha hecho incluyendo tanto a las esposas de ambos como a la hija del magistrado. Unas horas antes Merchan se había opuesto a la petición de la fiscalía de imponer a Trump y sus abogados una orden limitando sus declaraciones públicas sobre el caso, aunque el magistrado también ha advertido de los peligros de “cierto lenguaje y retórica” incendiarios.

Trump también ha atacado a la fiscal de Georgia que dirige las pesquisas sobre su potencial injerencia en las elecciones en el estado en las presidenciales de 2020 y a la de Nueva York que ha planteado un caso civil por supuesto fraude empresarial contra Trump y sus hijos. Tanto la primera, Fanni Willis, como la segunda, Letitia James, son como Bragg, demócratas y negras.

La saña más intensa, no obstante, Trump la ha desplegado con Jack Smith, el fiscal especial que está al frente de dos investigaciones federales por el papel que desempeñó en el asalto al Capitolio y por el manejo irregular de documentos clasificados. Le ha llamado “lunático radical de izquierdas” y “lanzador de bombas”,Y en la atención de Trump a ese último proceso, donde crecen las señales de una posible imputación que incluiría cargos por obstrucción, se puede leer claramente su preocupación por un caso sobre el que este martes ha realizado de nuevo numerosas declaraciones falsas y acusaciones sin base.

En una jornada tan señalada como la de este martes había expectación por escuchar las primeras palabras de Trump. Conscientes de los hábitos del republicano, no obstante, las televisiones generalistas, y otros medios como la radio pública, han decidido no emitirlas en directo. E incluso CNN, que sí la estaba retransmitiendo, ha cortado la emisión antes de que Trump concluyera. Porque lo que se había anunciado como “declaraciones a la prensa” era, en realidad, un acto electoral. Trump ya es en este momento el claro favorito para hacerse con la nominación presidencial republicana, a gran distancia de otros potenciales rivales, incluyendo Ron DeSantis.

En el acto en una de las salas inundadas de dorado de Mar-a-Lago han acompañado a Trump sus hijos Eric y Donald Jr., aliados como Roger Stone y los congresistas ultra Marjorie Taylor Greene y Matt Gaetz, así como varios cientos de invitados y periodistas. Quienes no estaban era su hija Ivanka (aunque Trump la ha mencionado en su discurso) ni su esposa, Melania Trump, de la que no ha dicho nada. 

https://www.elcorreo.com/internacional/eeuu/trump-primer-expresidente-fichado-policia-20230404200550-ntrc.html#vca=web-push&vso=elcorreo&vmc=Trump,_tras_comparecer_ante_el_juez&vli=_

https://www.elperiodico.com/es/internacional/20230405/trump-declaraciones-caso-stormy-daniels-85639021?utm_campaign=notificaciones-web&utm_source=indigitall&utm_medium=alerta&utm_content=https%3A%2F%2Fwww.elperiodico.com%2Fes%2Finternacional%2F20230405%2Ftrump-declaraciones-caso-stormy-daniels-85639021&utm_medium=alerta&utm_source=indigitall&utm_content=https://www.elperiodico.com/es/internacional

Su hijo mayor, Donald Trump Jr., se encargó anoche de ilustrar con una foto en Twitter sus ataques contra la hija del juez Juan Merchan, que por su origen colombiano es otra víctima propicia del magnate. Loren Merchan, de 34 años, no ha trabajado directamente para la vicepresidenta Kamala Harris, como sostiene Trump, pero sí para una firma de publicidad digital que ha participado en varias campañas demócratas de alto perfil, incluyendo la del presidente Joe Biden. Pese a las peticiones del fiscal, que ha pedido protección, el juez no ha querido prohibirle que hable públicamente del caso, aunque le advirtió que midiese sus palabras.

Las más duras de anoche fueron para el fiscal especial Jack Smith, «un lunático», dijo Trump. Para preservar la imparcialidad del caso, el fiscal general Merrick Garland ha delegado en él la investigación de los documentos clasificados que el FBI incautó de su residencia de Mar-a-Lago y, a juzgar por los ataques de anoche, Trump parece más preocupado por ese caso que por ningún otro. «Me quieren aplicar la Ley de Espionaje de 1917 que contempla la pena de muerte», se quejó, «pese a que eso no tiene nada que ver con llevarse cajas de documentos y mayormente rop

El mitin disfrazado de declaraciones a la prensa era tan flagrante que prestigiosos medios como NPR decidieron no retransmitirlo y algunos, como la CNN, optaron por cortarlo a la mitad. Fox, sin embargo, que hacía tiempo que había dejado de transmitirlos íntegramente, no se perdió ni los últimos apretones de manos antes de abandonar la sala, en la que brillaba por su ausencia Melania Trump, que tampoco le acompañó a Nueva York para el trago de los juzgados.

Según la versión de Stormy Daniels, el affair que le ha costado su primera imputación penal ocurrió en 2006 a los pocos meses de que diera a luz al único hijo de la pareja, Barron, de 17 años, «muy alto y muy inteligente», le alabó ayer su padre. «Algún día él también hará un gran trabajo», vaticinó al celebrar la labor de sus otros hijos al frente de Trump Organization. Según fuentes de la revista People, su esposa Melania está dedicada a la educación de Barron, «feliz de estar en Mar-a-Lago rodeada de gente que la quiere y nunca habla de la realidad o dice cosas malas de su marido», dijo una fuente a la revista People.

Aunque en las calles no hubo «muerte y destrucción», como había vaticinado Trump cuando quiso agitar las aguas, la ocasión era perfecta para los alborotadores profesionales como Estefan Pérez, de 30 años, que este martes protestaba en contra de los medios de comunicación y «lo que quiera que sea que esté pasando», añadió sin cortapisas. «Yo antes me manifestaba en contra de Trump, pero ahora me uno a él». ¿Y cuándo ocurrió ese cambio? «Desde que dejé de ver las noticias», precisó.

Pocas veces había disfrutado de tanta atención como la que recibió este martes por parte de la hambrienta nube de periodistas nacionales e internacionales ansiosos por alimentar el ciclo informativo. Se la robó el congresista Jamaal Bowman, que también aprovechaba la atención para distribuir su catecismo de igualdad racial y social. «Es un día histórico.

Hasta ahora el peso de la Justicia recaía sobre negros, marrones y pobres. Hoy también rinden cuentas los ricos y poderosos». Donald Trump pasará los próximos dos años embarcado en este y puede que otros casos judiciales que se abren paso en los tribunales de Washington DC y Georgia. Será difícil que sea el de Nueva York el que lo lleve a la cárcel, e incluso si esto ocurriera podría seguir ganando las elecciones y hasta gobernar desde una celda. Para sus seguidores, con Michelle Bramlett, de 61 años, que había conducido con su hija y su yerno dos horas para apoyarle en este trago, siempre será un mártir que se ha interpuesto entre las fuerzas oscuras del «estado profundo» y la libertad de su gente. «Nunca pensé que este día iba a llegar», reconoció, «pero no me preocupa el resultado. Dios siempre gana».

Ataca al fiscal y al juez de Nueva York y a sus familias y con especial ahínco al fiscal especial que estudia los documentos clasificados y el asalto al Capitolio

En un día histórico, Donald Trump ha optado por el reciclaje. Solo seis horas después de ser imputado en Nueva York con 34 cargos por delitos penales, el expresidente y aspirante republicano para 2024 ha ofrecido un discurso en Mar-a-Lago en modo mitin de campaña, en el que ha repasado una lista ya múltiples veces aireada de quejas y denuncias.

En una intervención breve para sus parámetros, de 25 minutos, Trump ha atacado no solo el caso neoyorquino, sino todas las investigaciones en su contra como políticamente motivadas. Ha asegurado que se trata de “interferencia electoral”. Ha vuelto a centrarse exclusivamente en él para retratarse como víctima. Y ha hecho un retrato apocalíptico de Estados Unidos.

Del caso neoyorquino en sí Trump ha hablado poco, y eso que podía haber explotado las debilidades que numerosos expertos legales y observadores, y no solo sus aliados, ven en la construcción de los cargos que ha realizado Bragg. Y aunque Trump ha señalado a esa opinión dominante como había hecho antes en un mensaje en redes sociales y ha asegurado que su imputación es “ridícula” y “un insulto para el país conforme el mundo ya se ríe de nosotros por muchas otras razones”, no ha entrado todo lo que podría haber hecho en ese terreno. "Mi único crimen ha sido defender sin miedo a nuestra nación de quienes tratan de destruirla”, ha dicho.

Lo que sí ha hecho ha sido renovar los ataques que en redes sociales lleva semanas lanzando contra el fiscal neoyorquino, el demócrata Alvin Bragg, y contra el juez que preside el caso, Juan Merchan. Y lo ha hecho incluyendo tanto a las esposas de ambos como a la hija del magistrado. Unas horas antes Merchan se había opuesto a la petición de la fiscalía de imponer a Trump y sus abogados una orden limitando sus declaraciones públicas sobre el caso, aunque el magistrado también ha advertido de los peligros de “cierto lenguaje y retórica” incendiarios.

Trump también ha atacado a la fiscal de Georgia que dirige las pesquisas sobre su potencial injerencia en las elecciones en el estado en las presidenciales de 2020 y a la de Nueva York que ha planteado un caso civil por supuesto fraude empresarial contra Trump y sus hijos. Tanto la primera, Fanni Willis, como la segunda, Letitia James, son como Bragg, demócratas y negras.

La saña más intensa, no obstante, Trump la ha desplegado con Jack Smith, el fiscal especial que está al frente de dos investigaciones federales por el papel que desempeñó en el asalto al Capitolio y por el manejo irregular de documentos clasificados. Le ha llamado “lunático radical de izquierdas” y “lanzador de bombas”,Y en la atención de Trump a ese último proceso, donde crecen las señales de una posible imputación que incluiría cargos por obstrucción, se puede leer claramente su preocupación por un caso sobre el que este martes ha realizado de nuevo numerosas declaraciones falsas y acusaciones sin base.

En una jornada tan señalada como la de este martes había expectación por escuchar las primeras palabras de Trump. Conscientes de los hábitos del republicano, no obstante, las televisiones generalistas, y otros medios como la radio pública, han decidido no emitirlas en directo. E incluso CNN, que sí la estaba retransmitiendo, ha cortado la emisión antes de que Trump concluyera. Porque lo que se había anunciado como “declaraciones a la prensa” era, en realidad, un acto electoral. Trump ya es en este momento el claro favorito para hacerse con la nominación presidencial republicana, a gran distancia de otros potenciales rivales, incluyendo Ron DeSantis.

En el acto en una de las salas inundadas de dorado de Mar-a-Lago han acompañado a Trump sus hijos Eric y Donald Jr., aliados como Roger Stone y los congresistas ultra Marjorie Taylor Greene y Matt Gaetz, así como varios cientos de invitados y periodistas. Quienes no estaban era su hija Ivanka (aunque Trump la ha mencionado en su discurso) ni su esposa, Melania Trump, de la que no ha dicho nada. 

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