02/May/2024
Editoriales

OBSERVATORIO

El gobierno del estado de Nuevo León tiene un sector de empleados muy trabajador. Y no nos referimos propiamente al sector de la salud, estamos hablando del Instituto Registral y Catastral, una tronera fiduciaria en el tesoro estatal.

Fuente recaudatoria importante, todo movimiento notarial ahí se ventila. Pero no es ese el tema central el que nos ocupa, ni de que tamaño es la bolsa; ni cuantificar la derrama onerosa que suponemos es millonaria.

 Nos vamos a referir al sitio laboral, donde al parecer la Ley del Servicio Civil que data de 1948,  no existe. Para todo efecto, nos permitimos transcribir el artículo 3º- “Desde el momento en que el trabajador toma posesión del empleo o cargo para el que haya sido designado, o desde que aparezca su nombre en nómina o lista de raya, se entiende establecida la relación jurídica protegida por este Ordenamiento”. Los empleados son tratados en cierta forma esclavizada, ya que en su ámbito laboral son vigilados sus movimientos, (pues desde la administración del Bronco se nombraron dos “Coordinadores”) éstos ejercen una aberrante marcación personal ofensiva y denigrante, que intranquiliza al empleado y no permite la concentración en su trabajo.

 Pero como toda empresa, existe un sindicato, un gremio formado para la defensa de los intereses comunes, una unión avalada por el compañerismo.

Dichas agrupaciones tienen por mandato estatuario un líder, y de ese liderazgo se desprenden varias comisiones, así como la de nombrar delegados departamentales. Figura esta que sirve a fuerza de ejercer bien su función y no”pandearse” al lado del patrón, (como suele suceder), de elevar ante la base los problemas o carencias y peticiones de sus compañeros agremiados.

Aquí burocráticamente hablando, existe el SUSPE (SINDICATO ÚNICO DE LOS SERVIDORES PÚBLICOS DEL ESTADO), que en forma diligente representa el Lic. Juan Manuel Cavazos Uribe. Sabemos que Cavazos no desampara a su gente, que es respetuoso del escalafón y está atento a las carencias del servidor público.

 Sólo esperamos que la nueva administración que representa el joven Samuel García Sepúlveda, respete los derechos de los trabajadores, y que exista el diálogo y en un buen acuerdo gobierno-sindicato la situación marche mejor. Que los intereses del gobierno no se vean afectados y mucho menos los sagrados derechos de los trabajadores y sus familias, derechos bien ganados con sus años de servicio, algunos dieron hasta 15 años de su vida para obtener su plaza “de base”, como le dicen en ese ámbito laboral.

Ya que durante todo ese tiempo estuvieron a la deriva, sin servicio social alguno y todo por un patrón que hizo oídos sordos a sus derechos.

 Deseamos lo mejor al SUSPE, a su líder y sobre todo a sus afiliados en un afán del bien común y una justicia social tan deseada.