03/May/2024
Editoriales

Los pobres y los subempleados están tristes

Circula en la red un video grabado en La Marquesa, lindo paraje natural ubicado en la Sierra del Ajusco o Sierra de las Cruces, en el Estado de México, que registra una golpiza que reciben unos jóvenes paseantes que viajaban en una camioneta de reciente modelo. Este bello lugar cercano a Toluca es histórico, pues allí  -el 30 de octubre de 1810- el ejército comandado por Miguel Hidalgo venció al realista dirigido por Torcuato Trujillo y, paradójicamente, ese triunfo marcó el inicio del final de esa etapa de la Guerra de Independencia, porque Hidalgo decidió no tomar la Ciudad de México y, el hombre fuerte en cuestiones militares, Ignacio Allende, se molestó mucho iniciándose una diferencia entrambos héroes que terminó con la caída del movimiento independentista en su etapa inicial. 

Luego del paréntesis histórico y regresando a los hechos actuales, en ese maravilloso lugar pleno de pintorescos paisajes, se han otorgado concesiones comerciales para rentar caballos, motocicletas, bicicletas, y algunas vendimias de alimentos, que son ofertados por comerciantes informales. 

En días pasados llegaron unos jóvenes paseantes que les rentaron una cuatrimoto y a la hora de pagar tuvieron una discusión, pues ellos aseguran que los marchantes no les querían regresar la feria de un billete de quinientos pesos con el que habían completado de pagar la renta del vehículo.

Desde luego que la versión de los comerciantes es al revés, asegurando que los jóvenes, a pesar de vestir elegantemente y viajar en un vehículo de lujo, no quisieron pagarles toda la renta del equipo.

Eso terminó en tremenda golpiza que fue grabada por un acompañante de los golpeados en donde se aprecia la furia con la que fueron apaleados y lo asombroso es que por tan poco dinero se haya desatado semejante sarracina.

Es claro que el coraje no provenía del diferendo económico en cuestión, sino la expresión de un rencor acumulado por las presiones que sufren quienes luchan en las calles por su sobrevivencia, y esos jóvenes paseantes pagaron los platos rotos.

En esa desesperante situación sobreviven casi todos los sub empleados, que son el 9.2 porciento de los trabajadores en el país. Es el caso de los vendedores ambulantes que son acosados por la policía, los inspectores de las dependencias gubernamentales relacionadas con su actividad, las mafias del crimen organizado que les cobran piso por trabajar, y los asaltantes solitarios que ‘hacen su luchita en la calle’. 

Todo esto es adicional a las condiciones climáticas que a ellos les afecta de forma directa y, por si fuera poco, algunos de los compradores de sus productos o servicios quieren hacerse los graciosos con sus amistades regateándoles el precio, siendo que en los restaurantes y tiendas de lujo pagan lo que les cobren sin chistar.

Esto debemos verlo en el injusto contexto socio económico que ya hizo crisis, pues con la inflación el dinero no alcanza para mantener a sus familias, aunque con sus programas sociales el gobierno regale dinero en efectivo a los jóvenes, a los ancianos y a los ninis, pues con cualquier enfermedad en la familia gastan todo en las medicinas que nadie les proporciona.

No se justifica de ninguna forma que los comerciantes callejeros agredan a sus clientes por más majaderos que algunos sean, pero debemos entender que están desesperados por sus miserables condiciones de trabajo. 

Los ‘comerciantes abusivos’ están amargados y adoloridos. La pobreza es madre de la tristeza.