27/Apr/2024
Editoriales

Los Alcaldes de Monterrey. Parte cuadragésima sexta

La Ciudad de Monterrey inició el año de 1865 ocupada por el ejército invasor imperialista. El Imperio de Maximiliano de Habsburgo realizó cambios que, aunque nunca fueron aplicados en la realidad, al estado de Nuevo León como a los demás, le llamó Departamento, y teóricamente modificó sus límites, anexándole municipios fronterizos de Tamaulipas y cercenándole los municipios orientales:

   “XXXVII. Departamento de Nuevo-Leon. Confina al Norte con los Estados-Unidos, sirviendo de límite el rio Bravo; y con el Departamento de Mapimí, del cual está separado por el río Salado, ó de Guerrero, hasta su reunión en el mismo río Bravo. Al Este con los Departamentos de Matamoros y de Tamaulipas, en los lindes señalados á estos hácia el Oeste. Al Sur el Departamento de Matehuala, sirviendo de separación la Sierra del Cuachichil. Al Oeste con el Departamento de Coahuila, sirviéndoles de límites los reconocidos antiguamente entre ambos Departamentos. Su capital Monterrey.”

  Esto significaba que al Departamento Imperial de Nuevo León se le anexaría el “brazo” de Tamaulipas que contiene los municipios de Díaz Ordaz, Camargo, Miguel Alemán, Mier, Guerrero y Nuevo Laredo; y perdería todos los municipios ubicados al este, y al sur; aunque su capital seguía siendo Monterrey, y su prefecto era Jesús María Aguirre.

 

El Imperio de Maximiliano no alcanzó a publicar una constitución

Al margen de que ese proyecto de intercambios de territorios nunca aterrizaron, pues el Imperio ni siquiera pudo promulgar constitución alguna, el comandante militar del Ejército franco-mexicano, Armand Alexandre de Castagny, ocupó la Ciudad en noviembre de 1864 y designó a todos los funcionarios del “Departamento Imperial de Nuevo León”, aunque todo mundo sabía que era Castagny quien tomaba todas las decisiones.

 

Designa Castagny alcalde a Gregorio Zambrano, pero éste no asiste al Cabildo

Por ejemplo, Castagny designó a Gregorio Zambrano como alcalde primero de Monterrey, pero este jamás se presentó a ocupar el puesto, y además de rechazar en la praxis el cargo otorgado por el invasor, colaboró económicamente para el sostenimiento de las guerrillas que hostilizaban a los franceses en los caminos. Así que el Cabildo era presidido por el prefecto José María Aguilar, con algunos regidores y colaboradores militares del Imperio.

 

El comandante Castagny buscaba “enamorar a los reineros”

Castagny gobernó con mano suave tratando de que los reineros simpatizaran con el Imperio, y consiguió algunos aliados con intereses comerciales y unos cuantos que eran simpatizantes de la Monarquía. Castagny, que era muy vivo, organizaba fiestas populares en las plazas con baile y comida, siguiendo las tradiciones mexicanas, aplicando impuestos mexicanos, y nunca dispuso de préstamos forzosos para los contribuyentes.

 

Sale Castagny dejando al frente de la Ciudad a Tabachinski

Pero a finales de enero de 1865, Castagny fue requerido por el emperador para operar militarmente en San Luis Potosí. Así que la Ciudad quedó al mando de Joseph Tabachinski, un polaco – veracruzano de “feos modos” que impuso un gobierno realmente militar; confiscó mulas y caballos, y aplicó un impuesto de guerra.

 

Nombra Tabachinsky alcalde a José María Martínez

Tabachinski ni siquiera intentó simpatizar con los reineros; sin elecciones ni consultas, nombró alcalde al monárquico José María Martínez, con un Cabildo imperialista. Pero en marzo de 1865 el Ejército Republicano al mando del general Mariano Escobedo inició una campaña militar para recuperar el norte del país, obligándolo -a Tabachinski- a buscarlo y combatirlo, dejando Monterrey sólo con una guarnición pequeña. 

 

Muere Tabachinski en la Batalla de Gigedo

El 4 de abril de 1865, Tabachinski se enfrentó con el Ejército Republicano de los neoleoneses Escobedo y Naranjo en la Batalla de Gigedo -hoy Villa Unión-, Coahuila. Tabashinski perdió la vida a manos de Espiridión Peña “El chinaco de Allende” y su ejército fue derrotado, siendo un punto de inflexión de la guerra.

 

Toma Negrete Monterrey y Juárez designa gobernador a Mariano Escobedo, 

y este nombra alcalde a José María Morelos del 21 de abril al 1º de junio 1865

Así que para el 12 de abril el general Miguel Negrete ya entraba tranquilamente a nuestra Ciudad, pues la pequeña guarnición franco-mexicana huyó en estampida. De inmediato el presidente Juárez designó gobernador a Mariano Escobedo, quien a su vez nombró alcalde de Monterrey al comandante militar de la región, José María Morelos, a quien ya estudiamos en la parte 45 de esta colección histórica.

  Acto seguido, el gobernador Escobedo, al frente del grueso de la División Republicana, marchó el 21 de abril de 1865 con rumbo a Matamoros, dejando de gobernador a Simón de la Garza Melo.

 

El Imperio de Maximiliano responde con instrucciones enérgicas contra Juárez

Y la respuesta de los invasores, como era de esperarse, fue colérica. El jefe superior Bazaine, ordenó con aspereza capturar al presidente Juárez, que estaba en el Paso del Norte, o al menos forzarlo a huir a Estados Unidos, y para ello envió tres columnas. Una a cargo de Brincourt hacia la ciudad de Parras; otra al mando de Jeanningros con más de mil 500 hombres hacia San Luis Potosí; y la tercera a reforzar la ciudad de Matamoros.

   La instrucción de Bazaine fue cumplida con una velocidad y violencia no vistas en el frente invasor, obligando a los ejércitos republicanos del norte y del noreste a viajar también con gran celeridad hacia las cercanías de la ahora llamada Ciudad Juárez, Chihuahua, para proteger al presidente Juárez.

 

La reacción de las fuerzas republicanas estuvo a la altura de las circunstancias

La movilización fue total, pues todos sabían que se trataba de un gran operativo ordenado directamente por Maximiliano para acabar con el Gobierno Legítimo de México. El 1º de junio de 1865 el general Negrete dejó sin guarnición a Monterrey y todo Nuevo León, a merced de lo que sus propias milicias civiles pudieran defenderlas. Partió a La Angostura llevándose a 600 republicanos de la Ciudad, incluyendo al mismísimo alcalde José María Morelos con sus tropas. Ellos salieron decididos a pelear, llevando la moral en alto y tomaron el camino de Monclova a Chihuahua, para apoyar directamente a Juárez.

 

Monterrey quedó desguarnecido, pero el ejército de Jeanningros se atoró en el lodo

Por su parte, a Jeanningros se le complicó el traslado, pues su ejército pasó semanas atascado en el barro del camino y jamás alcanzó a la columna principal. Sus tropas llegaron agotadas y mermadas por enfermedades a un Monterrey desvalido sin defensa militar. 

 

Toma Jeannigros de nuevo la ciudad de Monterrey

El 11 de junio de 1865 Jeannigros tomó la Ciudad prácticamente sin resistencia, pues los pocos guardias civiles huyeron para formar más guerrillas. Sin embargo, ahora Jeanningros llegó totalmente cambiado, gobernando con soberbia y crueldad.

   Su ejército era de unos dos mil 500 hombres, sumando franceses, belgas, argelinos y los mexicanos traidores. Pero no todos entraron a Monterrey, pues la artillería y la caballería seguían atascadas en los lodazales en Coahuila. 

 

Ahora la falta de recursos económicos mermaba la eficiencia del ejército invasor

A estas alturas ya todo se les complicaba. La falta de dinero y el cansancio de la guerra empezó a causar numerosas deserciones entre las tropas invasoras; los mexicanos volvían a sus pueblos y algunos extranjeros buscaban trabajo de marineros en los puertos, o se quedaban en Monterrey, o en los pueblos de Nuevo León a trabajar en distintas artes u oficios.

   Su columna principal, ciertamente no fue vencida, pero sí arrinconada en las cercanías de Matamoros. El plan del Ejército imperial era irse sobre la persona de Benito Juárez, por la ribera del Bravo hasta El Paso del Norte, pero no podían traspasar el cerco republicano.

   Veamos la narración de uno de los eventos heroicos, de mayor patriotismo y valor de los regiomontanos y de los ejércitos mexicanos.

 

Un hecho heroico en Monterrey

El imperialista Quiroga y los civiles monárquicos de la Ciudad, tras su derrota en la batalla de Cadereyta, pidieron ayuda a los mandos imperiales, pues los generales Treviño y Rocha habían tomado la Ciudad. pero como gran parte del ejército de Jeanningros aún estaba atascado en las cercanías de Monclova, el único que respondió a la llamada de auxilio fue el comandante Humbert La Hayrie, quien tenía base en Saltillo.   

  Salió de esa vecina ciudad con un cuerpo de caballería la noche del 24 de noviembre de 1865 y a todo galope se dirigió a Monterrey.

  La Hayrie entró a la Ciudad en la madrugada del 25 de noviembre. Arrasó el Puesto de Avanzada que estaba a la altura de San Jerónimo, luego lo hizo con la guardia ubicada en un punto cercano a lo que hoy es Gonzalitos e Hidalgo, y con el puesto de defensa El Mirador, que estaba en la actual colonia de ese nombre. 

 

Sorprenden dormida a las tropas republicanas, pero Treviño reacciona de inmediato

Encarrerado, el francés llegó hasta la Plaza Zaragoza, mientras otro grupo se dirigía al Hospital Nuevo -Colegio Civil-, que era el cuartel de las tropas republicanas, mismas que fueron sorprendidas cuando dormía. Sin embargo, a pesar de que no estaban debidamente equipados, el general Jerónimo (Gerónimo) Treviño y su gente, emprendieron la defensa de la Ciudad con lo que tuvieran en las manos.

 

Se suman a la defensa en forma centelleante las fuerzas de Sóstenes Rocha

Momentos después se sumaron las fuerzas del coronel tapatío Sóstenes Rocha, quien estaba descansando con su gente en el Cuartel de Capuchinas, al poniente del hoy Mercado Juárez, pero con cuchillos en las manos echaron en corrida a los espantados soldados de caballería del tal La Hayrie.

 

Huye diezmada la caballería imperialista

Los imperialistas salieron de Monterrey con muchos menos hombres de los que llegaron pues sufrieron numerosas bajas -entre muertos y heridos-, escapando a todo galope. Ante ese movimiento, los imperialistas que estaban acuartelados en La Ciudadela mejor se concentraron en El Obispado.

 

Se refugia Jeanningros en el Obispado

Pasado el fallido ataque de La Hayrie, Jeanningros llegó a Monterrey por Apodaca donde recibió la noticia de la derrota, así que mejor rodeó la Ciudad y se dirigió al Obispado donde dejó gran parte de su gente, mientras él partía rumbo a Saltillo. Pero inexplicablemente, sobre la marcha cambió de opinión, y sin llegar a la capital de Coahuila volvió para refugiarse en el Obispado.

 

Decide Escobedo moverse con rapidez a Camargo

Por su parte, Escobedo decidió rápidamente lo que haría para continuar con el plan de detener la persecución en contra de Juárez. Tomó los caballos, armas y parque restante del cuerpo de caballería de La Hayrie, y cargó a toda marcha sobre Camargo, en Tamaulipas para atajar al imperialista Mejía, de quien recibió informes que se estaba moviendo sobre el Río Bravo.

 

Gregorio Morales, alcalde de Monterrey. Del 26 de noviembre

al 31 de diciembre de 1865.

 

En un intento de retomar el control político, el 26 de noviembre de 1865, desde Cerralvo el gobernador Simón de la Garza y Melo nombró alcalde de Monterrey a Gregorio Morales, en lo que se considera uno de los nombramientos más acertados de la historia. Su actuación fue heroica, pues recordemos que asumió el puesto prácticamente sin fuerzas militares.

 

Enfrenta el alcalde Gregorio Morales, heroicamente y sin armas, a Jeannygros 

Como Jenningros necesitaba dinero y alimentos para su tropa, planeó una audaz toma del gobierno de Monterrey y ordenó en principio un impuesto de guerra. Sin embargo, el alcalde Gregorio Morales arengó a un grupo amplio de reineros y encabezó un movimiento  de resistencia pacífica -a falta de armas- bloqueando el paso a los soldados franco-mexicanos y, a grito abierto, el alcalde invocó el patriotismo ordenando desobedecer toda orden del invasor.

 

Recupera el alcalde Morales el control político de la Ciudad

Con semejante liderazgo político y autoridad moral sin armas, Morales infundió valor a los reineros para que ya no temieran a Jeaningros y su ejército venido a menos. Esto significó una gran derrota para los invasores, pues en plena guerra y sin disparar un solo tiro, perdieron la batalla. Así que las autoridades mexicanas empezaron a operar normalmente bajo la batuta  del alcalde de Monterrey Gregorio Morales quien gobernaba la Ciudad y el gobernador Simón de la Garza Melo lo hacía alternativamente desde Linares o Cerralvo. 

 

Hubo otra intentona de retomar el gobierno por un tal Van Der Smissen

En esas condiciones la Ciudad entró en un periodo de tensa calma, a pesar de que un capitán llamado Van Der Smissen, que era el segundo de Jeaningros, intentó volver a atacar la Ciudad en varias ocasiones, pero no pasó de preparativos en el Obispado. 

 

Los reineros muestran su generosidad llevándoles alimentos a los invasores

Así las cosas, los disminuidos soldados franco-mexicanos acantonados en la Ciudadela de Juárez y Tapia, se concentraron también en el Obispado. El tal Van der Smissen y un pequeño grupo se atrevían a bajar a la Ciudad tocando algún instrumento -los franceses hicieron buenas aportaciones a nuestro folclore musical-, a pasear y comprar algunos alimentos. Pero cuando el dinero se les agotó, empezaron a pasar hambre en el Obispado. Sin embargo brotó la naturaleza generosa de los reineros, llevándoles alimentos que los franceses pagaban con armas, medallas, y botas.

 

Los alicaídos europeos buscan asimilarse en la sociedad adecuando sus apellidos

Algunos bajaban a la Ciudad a vender sus escasas posesiones para comprar ropa de “paisanos”. Tratando de conseguir empleo, muchos de ellos castellanizaron sus nombres, como el apellido Chavána que sin dificultades se llamaron Chavana; Durand que fue Durán; o Gaillard que sin problemas llegó a Gallardo. Algunos soldados se dedicaban a oficios como la carpintería o la herrería y otras. Y otros a las artes, como el dibujo y la música, aunque pocos, los más preparados enseñaban matemáticas y ciencias en general.

  Cuando llegó su situación a esos extremos, Jenningros solicitaba en forma recurrente a sus superiores que se le permitiera retirarse de Monterrey, pero esa autorización nunca llegó.

  En este difícil e interesante año de 1865 los alcaldes republicanos fueron:

 

José María Morelos, alcalde del 12 de abril, al 1º de junio de 1865.

 

Una vez que se restableció el sistema republicano en la Ciudad, se instaló un Cabildo dirigido por el militar José María Morelos, que había sido gobernador en 1864. Morelos reforzó el Ejército Republicano convocando a los jóvenes patriotas de la Ciudad, y el reclutamiento de voluntarios llegó a 600 hombres de todas las armas, desde infantería, caballería y artillería.

  “Sesión extraordinaria del 10 de mayo de 1865. Presidencia del Señor Morelos Don José María Reunido el Ilustre Ayuntamiento á las 9 de la mañana de este día, el señor Presidente manifestó: que estando dispuesto por circular del Supremo Gobierno del Estado expedida en 13 de Abril último bajo el número A que se proceda á la organización de la guardia nacional conforme á la Ley de 9 de Junio próximo pasado”

 

Para evitar disturbios y reuniones de “malentretenidos” 

se prohíben los juegos de azar:

 

“(5 de Mayo) Circular num.5 del Gobierno de Nuevo León, al Alcalde 1o de Monterrey. El Gobernador pide que de ninguna manera se permitan los juegos de azar y que sean perseguidos los jugadores. Rúbrica de Simón de la Garza y Melo, Secretario.”

 

Pide el alcalde Morelos, en vez de exigir, donativos voluntarios para el ejército

Contrario a la costumbre de exigir a los vecinos forzosos o impuestos de guerra  para sostener a las tropas, el alcalde Morelos pidió donativos voluntarios a los vecinos según su sentido de patriotismo. Igualmente en esta acta el alcalde ordena que revise el estado en que se encuentran los edificios públicos. Se debe apuntar que el Colegio Civil en esa época ocupaba el edificio del Obispado que se encontraba donde hoy está el Museo Marco, y que el “Yturbide” era el actual Colegio Civil y el “hospital”, el edificio del Museo de las Culturas Populares:

  “Sesión ordinaria del 22 de mayo de 1865. Presidencia del Señor Morelos D. José Maria. Leídas las dos actas anteriores, fueron aprobadas… Las circulares No 7 mandando se reúna al vecindario y se le haga conocer el objeto de esta dándoles lectura pública a fin de que los CC. que se sientan movidos por el sentimiento patriótico expresen lo que sin grande sacrificio. Y espontáneamente quieran dar para la alimentación y equipo de sus hermanos armados que con esos auxilios abrirán de nuevo la campaña contra el enemigo estrangero y sus partidarios… quien podrá asegurar la parte que representa la municipalidad en algunos edificios, como el de la Ciudadela, el cuartel de Yturbide, el colegio Civil, el hospital y el Obispado, y siendo que esta indicación la hizo á consecuencia de haberle mandado la comisión de hacienda de entonces que hiciera un inventario de las cosas pertenecientes á este Municipio, le parece conveniente proponer que se acuerde por esta Corporación que los Señores Síndicos haciendo las averiguaciones respectivas aclaren lo que de esos edificios realmente es de la Ciudad para conocimiento de sus representantes”

  Como se dijo arriba, la guerra llamó de nuevo al alcalde Morelos, quien se fue a pelear dejando la Ciudad casi desguarnecida y fue fácilmente tomada de nuevo por los invasores.

 

Gregorio Morales. Alcalde del 26 de noviembre al 31 de diciembre de 1865

 

Ya dijimos que el alcalde Gregorio Morales tuvo una actuación heroica en defensa de la Ciudad. Solo resta decir que luego de estar recluido en el Palacio del Obispado, el general Jeanningros esperaba el fin de la guerra, y su agonía se extendió hasta el 26 de agosto de 1866, cuando recibió la orden de partir a Veracruz para sostener el Imperio. Y así lo hizo, pero además de asaltar sus propios almacenes, llegó a Veracruz sólo para embarcarse a Europa, olvidándose de Maximiliano.

 

Restablece el alcalde Morales, por instrucciones del gobernador Escobedo, 

el sistema jurídico mexicano:

 

“(30 de noviembre) Decreto del Gobierno de Nuevo León, al Alcalde 1o de Monterrey. Continúan vigentes las mismas leyes y disposiciones que lo estaban, menos el decreto de 23 de mayo de 1864. Rúbrica de Mariano Escobedo, Gobernador y Simón de la Garza y Melo, Secretario”

 

Restablece el alcalde Morales las escuelas de la Ciudad

Para finales de año, el alcalde Gregorio Morales restableció las clases en las escuelas, pues habían sido prohibidas por el emperador desde su llegada en 1864, para frenar la difusión de las ideas republicanas:

  “(27 de diciembre) Documento que trata de la educación y las clases que se deben impartir en las escuelas. Rúbrica: Maximiliano y Francisco Artigas.”

 

José María Morelos y Gregorio Morales, un par de alcaldes ejemplares

En medio de la invasión francesa y de la ocupación de la ciudad en el año de 1865 estos dos alcaldes, José María Morelos y Gregorio Morales defendieron la soberanía nacional.

  En este episodio heroico, debemos valorar que el enemigo era nada menos que Pierre Joseph Jeanningros, un general de la legión extranjera, héroe y vencedor de la guerra de Crimea, de la Campaña a Italia y de la guerra Franco Prusiana; vencedor de los más grandes ejércitos del mundo. Pero aquí en Monterrey mordió el polvo, arrinconado por largos meses en el Obispado, esperando la caída de su emperador y deseando volver a su patria.

  La invasión francesa tiene aún mucho qué estudiarse, y finalmente terminó fortaleciendo nuestra nacionalidad mexicana. La presencia de estos europeos trajo aportaciones culturales y artísticas. Entre nosotros quedaron cientos de franceses, belgas y austriacos que se volvieron tan regiomontanos como cualquiera.

  Sin embargo, la heroicidad de los alcaldes José María Morelos y de Gregorio Morales debe ser reconocida públicamente para que sirva de ejemplo a las nuevas generaciones. 

 

FUENTES

ARCHIVO HISTÓRICO DE MONTERREY

COLECCIÓN ACTAS DE CABILDO

10 de Mayo de 1865

22 de Mayo de 1865

COLECCIÓN MISCELÁNEA

VOLUMEN 61 EXPEDIENTE 1

COLECCIÓN IMPRESOS

VOLUMEN 11 EXPEDIENTE 1

 México a través de los siglos, Juan de Dios Arias, Vicente Riva Palacio, Editorial Cumbres, México, Distrito Federal, 1983.

Monterrey, Ciudad Heroica, Leopoldo Espinosa Benavides, Municipio de Monterrey, 2023.

Loiseau, Modeste, Notes au Mexique par un officier de la Légion Belge, Bruselas, Imp. Militaire de E. Guyot, 1867.

Aimable, Eugène, Légionnaire au Mexique, 1865-1867, Bruselas, Charles Dessart, 1942

 

Van der Smissen, Alfred, Souvenirs du Mexique, 1864-1867, Bruselas, J. Lebègue et Companie.