Editoriales

El Neoclasicismo

Una simple pintura al óleo de 1784 de David (Jacques –Louis David) titulada “Juramento de los Horacios” que es representativa del Neoclasicismo, retrata muy bien una lucha del siglo VII adC. Aparecen los principales actores de la disputa entre Roma y Alba, misma que terminó en un combate entre los dos grupos familiares-políticos-militares: Los tres hermanos Horacio contra los tres hermanos Curiacio.

Había entre ellos cierto parentesco pues una hermana de los Curiacios estaba casada con uno de los Horacios; y además, una hermana de los Horacios era novia y prometida en matrimonio con uno de los Curiacios. Como es sencillo suponer, las mujeres hicieron lo posible por encontrar una solución al conflicto, pero el padre de los Horacios estaba terco en que se llevara a cabo el combate. La interpretación que en su obra le hizo David al conflicto es una especie de proclamación de las creencias revolucionarias, que anteponían el Estado a la familia. Se trata de un cuadro con figuras agrupadas en triángulos o rectángulos, de acuerdo a los ideales neoclásicos, por ello a David se le considera uno de los pintores representativos de esta línea que sobrevivió de 1750 a 1850.

En 1777 Antonio Rafael Mengs pinta su “Perseo y Andrómeda” que permite identificar esta etapa del arte universal, hasta que termina en 1852, cuando inicia el Segundo Imperio y Luis Napoleón es proclamado Napoleón III, el mismo que tanto daño hizo a nuestro país enviando a Maximiliano de Habsburgo a gobernar cuando México recién salía de la Guerra de Reforma y presidía nuestro país, Benito Juárez García. Decía el propio Jacques-Louis David: En el arte, es más importante cómo se plasma la idea y cómo se expresa que la idea en sí misma.

 

Difusión de las Nuevas Enseñanzas. Neoclasicismo

 

Susie Hodg