20/Apr/2024
Editoriales

Crisis Política Mundial

Desde el pasado mes de octubre ya era obvio que los paí­ses anglosajones estaban entrando en una crisis polí­tica, la cual luego se fue extendiendo a otras antiguas democracias del Primer Mundo, como Francia, por lo que no cabe duda de que algo serio está ocurriendo. Esta crisis es claramente polí­tica, pues lo que más preocupa y resiente una buena parte de su población, son cosas tan í­ntimas y profundas como la disminución de su status en la sociedad, al perder sus pequeños negocios o ser despedidos de trabajos fabriles. Al tratar de entender qué es lo que les sucedió, oyen las voces que corren de que gentes "extrañas", a quienes han permitido ingresar a su sistema socio-económico, les han "usurpado" sus posiciones, por lo que habrá que "darle reversa" a esta situación, para corregir la situación.

De hecho su reacomodo social ha sido causado por los enormes avances informáticos y tecnológicos realizados por grandes empresas de sus propios paí­ses, pero como las medidas para superar la disminución de su utilidad para ejercer las nuevas habilidades requeridas serí­an difí­ciles de lograr, les es más atractivo pensar que la solución debe ser la de "darle reversa" a la aceptación del ingreso y la estancia de esas gentes "extrañas", como mexicanos y otros "latinos" en los EUA o de musulmanes, árabes o negros, en la Gran Bretaña y Francia, algunos de ellos terroristas y todos difí­ciles de integrar, además del flujo incesante de polacos, húngaros y rumanos pobres.

Este es, básicamente, el problema, pero ¿Cuál es la solución? No puede ser otra que la de entender bien lo que está pasando, y también los otros cambios que vendrán después, y sobre esas bases negociar los ajustes que hayan que hacerse en las relaciones internacionales, bajo estrictas premisas de justicia y de eficiencia.

La justicia debe tomar en cuenta de que si estos avances informáticos y tecnológicos le están pegando ahora hasta al Primer Mundo, que los ocasionó, los Mundos Segundo y Tercero ya están tan acostumbrados a que sectores enteros de su producción económica queden obsoletos de la noche a la mañana, que es rutina para esos paí­ses el estarse penosamente ajustando a la Globalización.

La eficiencia debe tomar en cuenta de que, tanto la producción económica mundial, como sus efectos sobre el medio ambiente planetario, ya están tan interrelacionados que no es posible "mejorar" a un paí­s a costa de los demás, ni tampoco ignorar los daños medioambientales que todos nos causamos, unos a otros.

En los Estados Unidos bajo la Presidencia de Donald Trump, la alternativa parece ser entre un "conservadurismo nacionalista" y lo que ahí­ llaman "liberalismo" que tiene mucho de "estado providencial", al estilo europeo. El conservadurismo se inclina por los pocos impuestos a las empresas, para que ellas tengan más dinero para invertir, según los Trumpistas, en nuevos empleos, pero es más probable es que la dura competencia mundial los obligue a que ese dinero adicional lo gasten en más altas informáticas y tecnologí­as, lo cual no remediarí­a la situación de sus más fieles y resentidos votantes. Pero probablemente sí­ será cosa buena recortar algo de la "gordura" del "estado providencial", pero sin afectar sus protecciones básicas, como las del "Obamacare", que sus propios partidarios del Tea Party se negaron a cancelar.

A todas estas problemáticas se les agrega el carácter explosivo y cambiante del Presidente Trump, que puede ocasionar desde un saludable "sacudimiento" a la manera de hacer polí­tica, tanto nacional como internacional, hasta un desafortunado malentendido que pueda causar graves problemas.

Atte.- JVG.- 03-05-17.