03/May/2024
Editoriales

¿Son más guapas las morenas o las blancas?

 

En la cultura egipcia antigua la piel blanca era lo máximo; los egipcios adoraban al sol, pero sabían de sus efectos nocivos entre las personas de la piel blanca. Sin embargo, ese pueblo sabio nunca supo controlar ese problema de la insolación y las quemaduras de sol; por siglos sumergían al paciente con quemaduras de sol en agua cuando eso incrementaba el daño a la piel. Luego fabricaron cremas en base a excrementos de cocodrilo y con el barro del río Nilo que, desdde puego, tampoco funcionaban. Existen papiros escritos con recomendaciones para el cuidado de la piel, que tampocco eran efectivos. Y como era de suponerse, una historia similar tuvieron los griegos, cuya sociedad tenía como norma que nadie podía pertenecer a la clase alta, sin ser de piel blanca y a medida de que se iba oscureciendo la piel, las personas bajaban de nivel social. 

Y no sólo en las ciivilizaciones mencionadas había esa proclividad a enaltecer a la piel blanca, pues en la misma Biblia viene alguna referencia en el Cantar de los cantares, diciendo que “Negra soy, o morena, hija de Jerusalén, pero bien parecida. No reparéis en que soy morena, porque me ha robado el sol mi color cuando pusiéronme a guardar las viñas”. Esto puede interpretarse como que los morenos eran los obreros del campo y coincide que, en Roma, la proporción entre blancos y morenos era muy favorable a los blancos. 

En el mercado de esclavas, por ejemplo, las blancas costaban el doble que la morenas. 

Esta costumbre era universal, digamos, aunque hay civilizaciones enteras de piel oscura, pero hasta el siglo XIX la piel blanca era signo de distinción y elegancia. Una ilustracion al respecto es que la “sangre azul” era y es en realidad sólo una piel blanca que trasparenta las finas venas azuladas, mientras las personas de piel morena era imposible que se les trasparentara el color de las venas, por tanto, eran los plebeyos. 

Sin embargo, a finales del siglo XIX y principios del XX, en América y en Europa comenzó a ponerse de moda el color bronceado, debido a que el ferrocarril acercó las playas en tiempos de vacaciones y la llegada del automóvil las acercó más. 

Era tanta la exposición a los rayos solares que hubo necesidad de inventar el bronceador, pues las quemaduras resultan peligrosas, y eso quedó claro durante la Segunda Guerra mundial que los soldados estaban expuestos al sol todo el día. Así que la primera aplicación del bronceador fue tipo militar. Entre los soldados norteamericanos comenzó a popularizarse el uso del aceite de parafina que ayudaba a conseguir el efecto deseado, hasta que Benjamín Green, ya en tiempos de paz, inventó una crema blanca aromatizada con esencia de jazmín, y le quedaba una loción que producía un tono cobrizo a la piel, y le llamó a su producto Coppertone. 

Y comenzó esa gran industria: el bronceador de L’Oreal, de Eugene Schueller, que creó Ambré Solaire, pronto competía con otras marcas europeas y norteamericanas. Después la firma Roc creó la llamada pantalla total para proteger el rostro. Aparecieron productos para conseguir el bronceado con y sin el sol; se inventaron cabinas bronceadoras como la del pre bronceado de Germaine Monteil y se pusieron de moda los rayos ultravioleta. 

Hoy día la piel bronceada está de moda y quienes la lucen son personas envidiadas porque se suppone que pudieron salir de vacaciones a la playa, mientras los pálidos se quedaron a trabajar. Pobres.