26/Apr/2024
Editoriales

El placer de ser feliz

Ser feliz no debería ser un estado –para nuestra mente- ¡inalcanzable!... sino un estado placentero en el que disfrutemos el momento sin preocuparnos por lo que sucederá después.

Tomar conciencia del aquí y ahora nos permite conectarnos con la vida y darnos cuenta de que es posible ser feliz en el presente. Si muchas veces lo fuimos en el pasado ¿por qué no podemos serlo en este momento? Y si lo somos ahora, es un hecho que lo seremos mañana. 

Sabemos que la felicidad nunca será un estado estacionario, jamás podrá durar eternamente debido a que la vida se vive en constante movimiento. Cualquier día, podremos despertar de buen humor y al cabo de unas cuantas horas sentirnos estresados por el tráfico o estar de mal humor si algo no ocurrió como esperábamos e incluso, podemos experimentar tristeza ante un evento doloroso. Así va ocurriendo la vida, después de un enojo puede regresar a nuestras vidas la felicidad.

A veces, la felicidad está allí y no la vemos, otras, está, la vemos, pero lamentablemente no la disfrutamos. Para poder disfrutarla, primero hay que reconocerla, luego, aceptarla, y después, ¡festejarla! Esto implica reír, amar, bailar, cantar y conectarnos con nuestro entorno sin estar pensando en los sucesos del ayer y hasta sin recordar siquiera, que puede existir un mañana, porque de igual manera, la vida podría terminar cinco minutos después de una risa frenética.

Muchas veces creemos que la felicidad es muy difícil de encontrar y estamos a la espera de una fórmula mágica que nos lleve a un mundo fantasioso en el que la gente solo vive feliz.

Lo cierto es que aunque no exista una fórmula matemática que garantice la felicidad, a menudo podemos encontrar caminos que nos lleven a encontrar más momentos llenos de felicidad.

Cuando les he planteado este tema a algunas personas, hay quienes me han dicho que con un solo camino es suficiente, con una sola forma de ser feliz que realmente funcione, con eso basta y sobra.

La verdad es que he recibido respuestas de todo tipo y entre las más graciosas están las siguientes:

1)    Yo soy feliz cuando como; a la hora del desayuno, durante la comida y en la cena.

2)    Yo soy feliz cuando bailo.

3)    Yo soy feliz cuando duermo.

4)    Yo soy feliz cuando no tengo novia.

5)    Yo soy feliz cuando voy al cine y como palomitas.

Por lo que podemos ver, la mayoría de las personas coinciden en que las formas más efectivas que te conducen a un estado placentero y feliz es: comer, bailar, cantar, dormir, no ir a trabajar, no ir a la escuela, no tener una relación sentimental o situaciones parecidas. Y al bromear con todas estas cuestiones, se ríen, y en consecuencia, encuentran un pequeño momento de felicidad.

Y justo ayer, volví a preguntarle a una pareja lo mismo, entonces, el esposo contesto:

-       Para mí una forma de ser feliz es ¡divorciarme!. Acto seguido, se rio a carcajadas mientras su esposa lo miró asombrada.

Después de mucho pensarlo, he llegado a la conclusión de que todos que me han expresado su punto de vista tienen razón, la felicidad no está en encontrar fórmulas exactas ni en seguir ciertos patrones de conducta o tomarnos la vida muy en serio. La felicidad es algo que sucede en cualquier momento, haciendo cosas simples y muchas veces llega sin avisar.

Y si comer, bailar, cantar, reír o dormir te hace feliz, ¿por qué no vivirlo?