Es difícil de imaginar que La Tierra pierda peso. El principio de Lavoisier de que la materia no se crea ni se destruye sólo se transforma, lo explica, pues la atmósfera y la ley de gravedad de nuestro planeta no permiten que ninguna materia se salga al espacio exterior. La excepción es cuando algún cohete viaja rumbo al espacio sideral, pero es tan pequeña su masa que La Tierra permanece pesando lo mismo. En cambio, el tamaño de nuestra casa común y su atracción gravitacional hace que diariamente caigan a la Tierra enormes cantidades de meteoroides, rocas, y polvos estelares, los que en su trayecto alrededor del Sol se le van atravesando. Claro que las partículas que atrapa miden menos de una décima de milímetro, aunque algunas veces son mayores y hasta fragmentos de rocas caen por este fenómeno.

Este fenómeno se incrementa cuando el trayecto de la Tierra cruza órbitas de cometas, puesto que lo que conocemos como la cola de un cometa es el polvo que pierde con la fricción y eso es lo que se queda en nuestra atmósfera pero que, eventualmente, el viento y la lluvia los jala rumbo al centro de la Tierra. Hay informes serios que calculan este incremento en el peso de La Tierra, analizando el fondo del mar. Se contabilizan los elementos procedentes del cosmos y se extrapolan. Los cálculos científicos dicen que cada año la Tierra pesa unas 40 mil toneladas adicionales, lo que, multiplicado por la edad de la Tierra, arroja una cantidad enorme, pero eso es casi nada si la comparamos con los 6 mil 600 trillones de toneladas que se calcula pesa nuestro planeta. El único efecto que le puede provocar este incremento en el peso, es que la Tierra gire más lento sobre su propio eje, esto es, que los días sean ligeramente más largos. Esto es difícil de imaginar para quienes estamos entrados en años porque cada vez se nos hace más breve el tiempo, aunque esta sensación es debida a que la proporción de un año respecto a nuestra edad es cada vez menor. En fin, lo cierto es que La Tierra pesa un poco más cada año.