29/Mar/2024
Editoriales

La historia del árbol fresno

Aclarando nos amanece. Voy a contar la historia del árbol Fresno que mucha gente no conoce. Por qué no sólo San Pedro sino toda la ciudad de Monterrey tiene fresnos en sus banquetas. En las décadas de los 50, 60, y 70 existió en Escobedo en la Ex Hacienda “El Canadá” el único Vivero del Estado manejado por la Facultad de Agronomía de la UANL. Lo único que reproducían eran Truenos y Fresnos y los regalaban a todo el público para forestar la ciudad. Treinta años seguidos con esas dos únicas especies de árboles y los viveristas hacían lo mismo pero arbolitos más grandes. Al terminar el fraccionamiento de Colonia del Valle en 1950 Don Alberto Santos, con un buen concepto urbano al dejar dos avenidas con camellones anchos para bosques, mandó traer de San Antonio 26 Fresnos grandes, llegaron de 6 pulgadas de diámetro de tronco para poner el ejemplo. Yo vi sembrarlos traían un cepellón grande bien encostalados y mucho hilo. Son los que están sembrados en Calzada San Pedro de Amazonas a Mississippi y que tienen troncos de más de un metro de diámetro. Ya existían fresnos en los arroyos su fitogeografía lo establece en todo el Este de Estados Unidos y Texas donde hay contacto con Tamaulipas y Nuevo León. Existen varias especies de Fraxinus americana y la muy atractiva Fraxinus uhdei llamado el fresno mexicano es persistente y retiene su follaje en el invierno. Este fresno se sembró en toda la avenida Paseo de Reforma en la CDMX. Todavía se pueden ver algunos especímenes a pesar de tanto smog.

  El fresno es un árbol de rápido crecimiento pero con un sistema radicular muy superficial, nada profundo y es malo para sembrar en banquetas, pero muy bueno en parques donde hay suficiente terreno. El Doctor Glafiro Alanís q.e.p.d. se daba cuenta de esto, nos conocimos tomando un Diplomado en Dasonomía Urbana impartido por el Arquitecto Paisajista Warren D. Jones de la Universidad de Arizona en 1983 y del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales. Somos contemporáneos, él se gradúa en 1967 de Biólogo, yo tres años antes de Arquitecto Paisajista en USA. Cuando se inaugura la Facultad Ciencias de la Tierra en la Hacienda Guadalupe en Linares, le decía a Glafiro qué bueno que ahora si reproducirán especies nativas de árboles que se puedan sembrar en banquetas de la zona urbana. Más bien se concentraron en investigaciones de la flora del desierto.

  El fresno no es un árbol introducido, siempre ha existido en Nuevo León, por eso lo propagó la Universidad por 30 años seguidos. Cuando hicimos el proyecto paisajístico de la Calzada Del Valle junto con el Paso de los Duendes de Gortazar en 1990, verán una fotografía aérea de los camellones y calles aledañas donde el 85 % de la vegetación era Fresnos y el 15% restante eran árbol de trueno y alamillos. En Calzada sembramos encinos de variadas especies, esa era la temática: ver follajes de diferentes tonalidades de verdes y ocres en el otoño. Ningún pino debió sembrarse. Un viverista renombrado introdujo del Estado de Oregón unas especies de encinos muy atractivos, como el “macrocarpa”, el post oak y además el Pistacia texana nativo de China. Aquí tenemos el encino Virginiana y el Polimorpha son los endémicos de esta zona vegetativa. Es muy atractiva la diversidad vegetal y debería crearse en el gran bosque de Bosques del Valle un Arborétum con fines culturales didácticos. Hablando ahora del único gran parque con bosque natural en esta ciudad, que se encuentra en disputa por tratar de imponerlo a los vecinos, queremos señalar que para diseñar cualquier proyecto Público se parte de un Programa Arquitectónico con base conceptual sólida. En este caso sería ver como se compone la población del Municipio: 122,000 habitantes divididos en edades, ¼ parte son menores de 16 años, 2/4 son de 16 a 60 años y el resto ¼ somos adultos de 60 en adelante. Este grupo son los que más lo asisten para caminar y hacer ejercicio contemplando la naturaleza, porque los que están en edad productiva, que son la mayoría están trabajando y sólo lo usan el fin de semana. Creemos que fallaron en el concepto de introducir actividades donde no se necesitan. Los chamacos y jóvenes no tienen bosques en su escuela pero sí tienen canchas deportivas. Quieren gozar un pedazo de Bosque sin tener que subir hasta Chipinque.

  El espíritu del Parque Alameda Bosques del Valle y su temática es solamente eso: un Bosque natural, apacible y contemplativo, sereno sin ruido extraño para poder apreciar el sonido agradable de la fauna. Un gran bosque no necesita ornamentación, ya que daría una sensación muy artificial. Como si fuera jardín casero y el uso de tantos acabados de los andadores contribuye a eso. Los grandes parques del mundo sólo usan una superficie que da unidad visual y funcionalidad. El ornamento se encuentra en la visual superior; todas las tonalidades del follaje de los árboles y su volumetría. Un juego de luz y sombras cambiantes en cada hora del día. Sólo quieren los vecinos la iluminación para extender las horas de su uso. Mejorar los andadores, un buen sistema de riego y dedicado mantenimiento forestal. Pretenden introducir un anfiteatro como si fuera un foro Romano en la parte más delicada que es una preciosa hondonada que ya en sí es un anfiteatro. Para esto pretenden quitar árboles sanos. El bosque es joven y en toda su plenitud produciendo oxígeno para el bien ambiental de toda la ciudad. El Parque Alameda es de hace 35 años en administración de Raúl Rangel Hinojosa y su constructor don Alfonso Martínez Domínguez. Un fraccionamiento considerado de lujo y que sus colonos lo mantienen, ya que consideran que el Bosque es un activo fijo para la colonia. Ellos quieren lo que siempre han tenido de árboles ahora, no esperar a ver si crecen unos arbolitos otros 35 años. Van a tener que justificar con análisis fitosanitarios, el dictamen biológico de los árboles que dicen están enfermos. Porque el municipio iría en contra de sus propios reglamentos de protección del arbolado en Parques y Calzadas. Y también hay sanciones por parte de La Secretaría del Medio Ambiente Estatal.

 

(El autor es Arquitecto Paisajista, Miembro de Número desde 1995, Academia Nacional de Arquitectura) rodrigo@velarde.com