Washington - La jugada de Robert Mueller y el frenesí que le acompañó en los medios noticiosos, se dan en el momento en que la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes obtuvo los registros bancarios de la empresa Fusion GPS, la firma que contrató a Orbis Intelligence, una empresa de la agencia de inteligencia británica, MI6, y al “ex” agente del MI6 Christopher Steele, para producir basura y diseminarla a favor de la campaña de Clinton y el Comité Nacional Demócrata.
El expediente marrullero, como se le llama al producto del trabajo de Steele, difundió la falsedad de que Trump era un “candidato de Manchuria”, totalmente bajo el control de Putin debido a sus desviaciones sexuales. Al mismo tiempo, el FBI tendrá que entregar sus archivos sobre Christopher Steele esta semana a la Comisión de Inteligencia de la Cámara de Representantes y a la Comisión Judicial del Senado, las cuales han estado investigando la colusión de los británicos, los Clinton, el gobierno de Obama y del FBI en el intento primero de arruinar la campaña política de Donald Trump, y luego de arruinar su Presidencia.
En suma, el golpe estaba comenzando a hacer implosión en la víspera de la gira de Trump a China, que tiene un potencial histórico mundial, y por eso los copistas tomaron sus medidas. Pero todo lo que pudieron sacar fue un refrito de las viejas noticias marrulleras de los medios corruptos, presentadas como una novedad escandalosa por Mueller y por su combo en los medios noticiosos.
La acusación de lavado de dinero ucraniano contra Manafort, salieron a la luz desde julio y agosto de 2016, y todo muestra que se originaron en una “indagación de oposición” que realizó la campaña de Clinton en la que participaron la inteligencia ucraniana (del actual gobierno golpista) y otros canales oficiales de la OTAN. Los británicos empezaron a presionar por la cabeza de Donald Trump en 2015, debido a que percibían que Trump buscaba tener relaciones amistosas con Rusia.
Finalmente, Manafort terminó en el lado perdedor del golpe de Estado neo-nazi angloamericano contra Viktor Yanukóvych, a quien representaba en Estados Unidos, y desde entonces ha sido un hombre marcado.
Mueller recogió una investigación del FBI que ya estaba en marcha contra Manafort, en la cual ya había un gran jurado que estaba oyendo las evidencias en el juzgado oriental de Distrito de Virginia. Dado que todas las actividades de cabildeo a favor de Yanukóvich que llevó a cabo Manafort, las llevó a cabo junto con Tony Podesta, hermano del entonces presidente del Partido Demócrata, John Podesta, Mueller se ha visto obligado a incluir a Podesta en la acusación para evitar una inevitable moción en su contra por persecución selectiva. Por su parte, Tony Podesta renunció a su firma de cabildeo el mismo lunes 30 para enfrentar los cargos.
Mueller le asignó el caso de Manafort a su protegido, Andrew Weissmann. Éste, es conocido por múltiples incidentes de abusos rabiosos de la parte acusadora durante las investigaciones de Enron, y por utilizar tácticas hamponiles como la de inventar acusaciones contra miembros de la familia para convertir a los posibles acusados en acusadores voluntarios.
Las acusaciones parecen un boletín de prensa de escándalo, y empieza con la acusación de CONSPIRACIÓN CONTRA ESTADOS UNIDOS, cuando lo que está en juego es sí Manafort evadió impuestos de manera ilegal, si lavó fondos porque los invirtió, y si deliberadamente infringió disposiciones del registro de la Ley de Registro de Agentes Extranjeros. Una maniobra típica en el intento de presionar a Manadort para que mienta en contra del Presidente, y por eso los fiscales pidieron una fianza de $10 millones de dólares para Manafort y arresto domiciliario en vez de detención, lo cual aceptaron los jueces, y una fianza de $5 millones para Gates con arresto domiciliario. Esto es una medida inusualmente punitiva en un caso de delitos de cuello blanco, en particular porque ya sea sabía que Manafort sería acusado y no plantea ningún riesgo de que huya.