27/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Julio 2 de 1915: muere en París, Francia, a la edad de 84 años el ex presidente Porfirio José de la Cruz Díaz Mori. Nació en septiembre 15 de 1830 en Oaxaca de  Juárez, siendo presidente de la República en siete ocasiones, de noviembre de 1876 a mayo de 1911, durante casi 30 años. Fue enterrado en la iglesia de Saint Honoré l’Eylau, de París, y en diciembre 27 de 1921 sus restos fueron trasladados al cementerio de Montparnasse, en el barrio bohemio, y su viuda Carmen Romero Rubio regresó a México una década después. Díaz salió de México en el famoso barco Ipiranga, zarpando del puerto de Veracruz, luego de haber renunciado a la Presidencia, obligado por el movimiento revolucionario de Francisco I. Madero, instalándose en su departamento ubicado en el número 28 de la Avenida del Bosque en París. El incansable guerrero mexicano contra los invasores franceses terminó siendo el dictador más longevo de la historia nacional. Lo paradójico es que habiendo peleado tan brutalmente contra el ejército francés, eligió irse a vivir a Francia.

Y más paradójico aún es que lo haya sido recibido como un ilustre migrante el general francés Niox, enviado por el presidente Armand Failleres quien puso en sus manos la espada de Napoleón. Días antes de su muerte se había sentido mal y fue atendido por el médico Gascheau, quien lo examinó y su diagnóstico fue que se trataba del cansancio natural de la edad, que evitara el ejercicio y nada más. Sin embargo, a la señora Carmelita sí le dio su diagnóstico real: Díaz tenía arteriosclerosis aguda. Casi un par de semanas después, el día dos de julio, Porfirio Díaz comenzó a batallar para hablar y sufrió de pronto una especie de demencia, muriendo a las 6:30 de la tarde. Llegaron varios funcionarios de la República Francesa y delegados de la Ciudad de París. Francia rendía homenaje al ex - gobernante de otra nación, y reconocía al soldado que cinco décadas antes la había combatido. En sus postrimerías, Don Porfirio había olvidado los extremos que se vivían en México, y en París sólo comentaba algunas frases de sus subalternos. Acaso alguna vez se refirió al crimen de Victoriano Huerta en contra de Madero y Pino Suárez, condenándolo con rudeza. Al morir Porfirio Díaz, estaban presentes su fiel esposa Carmelita, Porfirito, Lorenzo, Luisa, Sofía, María Luisa, Pepe, Fernando González y los nietos mayores. De pronto todo el departamento se llenó de funcionarios franceses y el enviado del presidente Poincaré -el general Niox- el mismo que le había hecho honores a su llegada de México. Porfirio Díaz sigue siendo un personaje polémico, y debemos reconocerle lo bueno que hizo, sin olvidar sus desatinos y el monopolio del poder por tres décadas.