25/Apr/2024
Editoriales

¿Qué crees que pasó?

Febrero 4 de 1817: nace en Guadalajara, Jalisco, Mariano Otero, quien destacaría como abogado y político. Mariano Otero Mestas fue un estudiante sobresaliente en su ciudad natal, que adelantó grados escolares y a la temprana edad de 18 años se graduó de abogado comenzando a ejercer de inmediato su profesión. En diciembre de 1841 fue nombrado delegado de Jalisco a la Junta de Representantes de los Departamentos, con lo que inició una carrera política que le daría grandes satisfacciones. Pero igualmente los avatares de la lucha política le llevaron a conocer pronto las injusticias en el sistema jurídico nacional, al ser preso junto a Mariano Riva Palacio y José María Lafragua, acusados de participar en un grupo que buscaba iniciar una revolución encabezada por Juan Álvarez. Esta injusta circunstancia le impulsó a idear un sistema legal que defendiera a los ciudadanos de los abusos de la autoridad, naciendo el Juicio de Amparo que en 1857 se incorporaría a la Constitución Política mexicana. Por ello se le considera a Mariano Otero el padre del Juicio de Amparo, siendo ésta una popular figura jurídica retomada por muchas naciones a lo largo de la historia. La historia es que al año de ser delegado –en 1842- Mariano Otero es electo diputado federal defendiendo la causa federalista, presentando en la tribuna de Donceles por la vía de un voto particular -debido a que los liberales eran minoría en el Congreso- un proyecto de constitución alterno, contrario al centralista.

  Otero es autor de la iniciativa para que se agregue la palabra “Federal” a la denominación inicial del país, que era solamente República popular representativa. Esta determinación legislativa es la gota que derramó el vaso y el presidente Nicolás Bravo desconoció al Poder Legislativo en 1846. Empero, una vez reinstalado el Congreso, Mariano Otero regresó como diputado, pues en Jalisco lo vuelven a elegir sus paisanos. Tras la guerra y una vez consumada la rendición de México ante la invasión norteamericana, Otero fue uno de los cuatro diputados que se opusieron a la firma del Tratado de Guadalupe – Hidalgo, a pesar de que los legisladores estaban amenazados y copados por las tropas invasoras. En esa época aciaga de México, Mariano Otero fue un actor político del primer orden, defendiendo siempre a la nación desde la legalidad. Cuando la Guerra de las Castas en Yucatán, denunció y dio seguimiento al tema del tráfico por medio del cual los ingleses suministraban armas a los indígenas mayas para fomentar esa guerra fraticida, buscando que toda la península de Yucatán se escindiera de México y formara parte de los territorios ingleses como ya era Belice. Negoció con la ley en la mano la deuda contraída con Inglaterra durante la guerra, siendo ministro de relaciones interiores y exteriores con el presidente José Joaquín Herrera. En 1849 fue electo senador de la república y el 31 de mayo de 1850, a los 33 años de edad, murió en la ciudad de México, víctima del cólera.

   En su pródiga cuanto presurosa vida, Mariano Otero fue también periodista siendo articulista y cofundador del prestigiado periódico liberal El Siglo XIX. Escritor fecundo sobre diversos temas sociales, jurídicos y políticos, que escribió entre muchas otras obras, el “Ensayo sobre el verdadero estado de la cuestión social y política que se agita en la República Mexicana en 1841”. En varias ciudades del país hay calles con su nombre y en Guadalajara, una de las más importantes avenidas se llama Mariano Otero.