Editoriales

La comunicación satelital

Los jóvenes de la generación “Y” o “millenials” nacidos a finales del siglo XX tienen una cultura cibernética natural adquirida desde que abrieron los ojos. Más aún, para los jóvenes de este siglo es impensable que las transmisiones televisivas hayan sido diferidas alguna vez, puesto que la comunicación satelital permite enviar y recibir señales prácticamente desde cualquier parte del mundo. Antes de esta revolución tecnológica, los hechos se filmaban y llegaba la información rezagada en relación a las transmisiones verbales, pues dependía del envío de los rollos de película por vía aérea.

Fue en 1962, con el lanzamiento del Telstar en Cabo Cañaveral, Florida, cuando la tecnología de la NASA permitió contactar a millones de telespectadores con los grandes acontecimientos mundiales. El asesinato del presidente Kennedy en noviembre de 1963 así fue transmitido. En 1964, el mundo se maravilló cuando pudo ser retransmitido vía satélite la Olimpíada desde Japón.

En 1969, unas 600 millones de personas alrededor del mundo, vimos a Neil Armstrong descender del módulo lunar Eagle para pisar suelo lunar. Y a partir de ese momento empezó una carrera de novedades en materia tecnológica que nos ha llevado a estadios increíbles como que, en 1982, mil millones de personas vieron el mundial de fútbol desde España. El sistema Intelsat contactó entonces a 105 naciones entre ellas y sus dirigentes que sólo tenían qué descolgar su teléfono para comunicarse unos con otros. Desde 1980 el 70% de las llamadas telefónicas intercontinentales del público eran a través de satélites.

En esa década estaban aún vigentes los telegramas, los télex y el fax, sistemas que fueron potenciados por esta nueva comunicación, al grado que… desaparecieron para dar paso a nuevos aparatos de telefonía celular que actualmente nos permite comunicaciones y transmisiones de imágenes, sonidos, y datos a velocidades increíbles.

Recuerdo la nota que se publicó en 1972 informando que Canadá era el primer país que lanzaba sus propios satélites. Hoy hasta los estados norteamericanos, como Alaska, tienen su propio satélite, lo mismo sucede en Francia, Brasil, India y hasta nuestro México ha tenido experiencias de contar con satélites propios (Satélites Morelos I y Morelos II, desde 1984; Solidaridad I y II, desde 1994). Mi generación nacida a mediados del siglo XX no disfrutamos plenamente estos avances porque no tenemos la preparación necesaria debido a la influencia que persiste en nuestro cerebro de los antiguos sistemas de comunicación. Qué tiempos aquellos cuando en las oficinas de Teléfonos de México, ubicadas por la calle de 5 de mayo en Monterrey trabajaban cientos de chicas telefonistas conectando las llamadas telefónicas en forma manual.