Los actores españoles María Guerrero y su esposo Fernando Díaz de Mendoza invitaron una vez a don Benito Pérez Galdós –novelista español considerado por muchos el mejor después de Cervantes- a pasar una temporada en Barcelona, donde ellos actuaban.
Don Benito, a esas alturas de su vida, ya estaba casi ciego y requería de un amanuense que escribiese lo que él dictaba.
Una tarde, María Guerrero le dijo a una criada que le dijese a Galdós no sé qué cosa.
Y la doncella regresó diciendo:
_No he podido decirles nada porque están escribiendo uno de esos dramas que ellos hacen.
La Guerrero le corrigió:
_No, quien escribe es don Benito.
La chacha, que había visto a Galdós dictando, dijo maliciosamente:
_No se crea señora. Don Benito no hace más que hablar, quien escribe es el otro.