04/May/2024
Editoriales

Ojalá que iniciáramos un buena racha...

Nos acabamos de enterar por el periódico que el embajador Ken Salazar tiene sus raíces familiares en Nuevo León. En el siglo XIX su bisabuelo Felipe de Jesús Cantú Benavides fue secuestrado en China por un grupo de apaches y llevado al norte, a territorios cercanos al Río Colorado que un tiempito después pasarían a ser posesión de Estados Unidos.

Desde que lo vimos por televisión tomando posesión de la embajada norteamericana nos cayó bien pues su bonhomía se nota, y ahora que sabemos que Ken Salazar es casi nuestro paisano, nos cae súper bien.

Ese solo dato nos arrastra, como en las novelas históricas, al aeropuerto mental en donde el aeroplano de la imaginación se echa a volar.

Qué diferencia con el perverso embajador norteamericano mal llamado Henry Lane Wilson que ejerció su nombramiento de 1910 a 1913.

Ese tipo fue factor determinante para la caída de Francisco I. Madero durante la Decena Trágica, al promover el siniestro Pacto de la Embajada.

En aquellos felices tiempos nuestros inocentes ancestros eran muy desafortunados, pero ellos no lo supieron sino hasta el año de 1913 que se le cayó la máscara a Wilson.

Ken Salazar, en cambio, no es un político cualquiera, de los que vienen a ver qué negocio arman o con qué mujer rica se casan. No.

Es un ex secretario del interior de Estados Unidos en tiempos del moreno presidente Obama, que ya había sido fiscal general de Colorado, y senador de Estados Unidos.

También nos sorprende que, durante el mes de agosto, la economía mexicana creció un 4.7%, y más felices nos sentimos cuando se dice que la reforma política no obtendrá la mayoría de votos necesarios en el Legislativo. 

Esto comienza a dar la impresión de que a fuerza de ir todo mal, todo comienza a ir bien.   

Ojalá que se iniciara una buena racha en favor de México, pues de todos los animales, el hombre es el único que come sin hambre y habla sin tener nada qué decir en las mañanas.

Sí es importante lo que nos hace el destino, pero más lo que nosotros podemos hacer de él.