02/May/2024
Editoriales

A estas alturas del desarrollo seguimos dependiendo del carbón

Siempre analizamos las posibles formas de disminuir el consumo de petróleo, y olvidamos que la quema de carbón es el factor que más aporta al dañino cambio climático del planeta. Su extracción, transportación y quema contamina aire, suelo y agua, por la cercanía de estos procesos a las comunidades rurales y a fuentes de agua limpia. 

En México del total de la generación de energía eléctrica, el diez por ciento viene del carbón, y aporta el 25 por ciento de las  emisiones de GEI (gases efecto invernadero). Pero además existen otros usos del carbón, tanto en la industria siderúrgica como en la fabricación de otros productos, más su uso domiciliario. La zona que más carbón aporta a la producción nacional se encuentra cerca de nuestro territorio, en la región carbonífera de Coahuila, aunque buena parte del carbón utilizado en nuestro país es importado.

Ciertamente el consumo nacional de carbón es muy grande -unas 7 millones de toneladas-, pero a nivel mundial está mucho peor. Tan solo en el año 2022 el consumo mundial de carbón aumentó el 1.2 por ciento, superando las 8 mil millones de toneladas. El dato más impresionante es que el 38 por ciento de la generación eléctrica mundial está basada en el carbón a pesar del gran crecimiento de las famosas energías renovables, pues la demanda de electricidad es progresiva conforme avanza la vida moderna.  

Así que no nos debe dar pena recordar que hace un siglo había una fuerte crisis de abasto de carbón a la Ciudad de México.

Porque la revolución mexicana generó tantos eventos y consecuencias locales a lo largo y ancho del territorio nacional, que aún no terminamos su análisis.

En diciembre 6 de 1914 que entraron las tropas convencionistas a la Ciudad de México, se abría un nuevo capítulo de esperanzas entre la población pues se decía que el presidente de la Convención, Eulalio Gutiérrez (coahuilense, por lo que la gente lo relacionaba con la producción de carbón), acompañado de sus altos jefes militares, harían lo necesario para mejorar las condiciones de inseguridad y desabasto que se sufría en nuestra Ciudad Capital. 

Sin embargo, más pronto que tarde llegó otra desilusión más, pues los problemas de carácter económico y de desabasto continuaron igual. 

Debido a la cercanía de la gran urbe con los centros agrícolas, ciertamente no faltaban verduras en los mercados, pero había una fuerte escasez de carbón, producto indispensable para la cocina y para mitigar el frío que por las noches se deja sentir en esa región. 

“El problema del carbón continúa sin solucionarse y las familias carecen de tan precioso artículo. El gobierno del Distrito Federal, con el ánimo de que las familias no sean víctimas de usura de los carboneros, ha dado la orden de que se siga acaparando este negro artículo y se expenda en las comisarías o en aquellos lugares apropiados para el efecto”.

Lo dicho, lo que ahora nos parece dañino, en aquellos tiempos se consideraba un artículo precioso… 

Fuente: Pedro Rico, “Carbón”, El Sol, núm. 129, México, 27 de diciembre de 1914, p. 1.