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Las Posadas, patrimonio cultural de México

 

Las posadas, que representan el peregrinar de José y María antes del nacimiento de Jesús, pasaron de ser una conmemoración de carácter religiosa a ser una tradición llena de cánticos y sabores, reconocida como Patrimonio Cultural Inmaterial de México.

Escritores y especialistas afirman que tienen su antecedente en las llamadas Misas de Aguinaldo del México colonial, donde se ofrecían obsequios y se acompañaban con villancicos alusivos al nacimiento del Niño Dios.

El investigador Germán Andrade Labastida reveló que la celebración del nacimiento de Huitzilopochtli se realizaba en días que coinciden con la Navidad. En dicha fiesta se obsequiaban ídolos pequeños hechos de maíz azul, tostado y molido, mezclado con miel negra de maguey, analogía con las posadas al momento de romper la piñata o repartir los aguinaldos.

El poblado de San Agustín de Acolman, Estado de México, también es referente del establecimiento de esta tradición con el propósito de adoctrinar a los pueblos originarios cercanos a Teotihuacán.

Se llevan a cabo del 16 al 24 de diciembre y en algunos pueblos o colonias populares, en plazas o iglesias aún se congrega la comunidad para representar a los peregrinos en el camino de Belén.

El Niñopa es una antigua imagen del Niño Dios tallada en madera de colorín, que desde el siglo XVI es venerada y respetada por los pueblos y barrios de Xochimilco. Las posadas forman parte del calendario de festividades de este santo.

El posadero organiza una misa, la procesión con cantos y danza de chinelos, proporciona pirotecnia, regalos y comida en abundancia.

Los peregrinos llevan velas en las manos, silbatos, luces de bengala, mientras entonan las letanías que cuentan el andar de los padres de Jesús antes de su nacimiento.

Una vez en la casa que les ofrece posada, los peregrinos entran gustosos entre cantos populares navideños, se sirve el tradicional ponche de frutas y se ofrece comida. La comunidad convive y fortalece esta tradición mexicana.