Editoriales

Cuentete: La anfitrionía

En un lejano pueblito del mítico estado de Nuevo León, ubicado en mágico México, la gente siempre se ha distinguido por ser buena, y mejor anfitriona. Se quitan la camisa para regalártela si los visitas en sus casas.  

En ese pueblito vivía un humilde jornalero llamado Simón, quien no tenía “capital” -así le llaman a las cabras-, ni siquiera un buey para arar la tierra, es más, su único patrimonio era un jacal erigido de troncos y lodo con techo de palma, ubicado en la margen del arroyo, y al fondo del patio tenía un corralito con una marrana muy bonita.

Al pueblito iba seguido un “brocker” -un intermediario entre los productores y los comerciantes-, que compraba de todo, desde lana de las borregas, el maíz de la cosecha y los cabritos recién nacidos.

Este brocker fue un día a ver a Simón pues le interesó comprarle su marrana, que estaba gorda y de muy buen color. 

_No la vendo, don Brocker, le dijo Simón, pues es lo único que tengo y la alimento con las sobras de mi comida.

Pasó el tiempo y en una vuelta al pueblito le dijeron al Brocker que Simón estaba pasando por una crisis económica importante porque un familiar suyo estaba enfermo y necesitaba dinero.

Le mandó un mensaje de que iría a visitarlo a su casa en plan social y así sucedió al día siguiente. Simón desde luego que le hizo pasar, pues se sentía honrado con semejante visita.

Para seguir con la tradición de ser buen anfitrión, Simón le dio de beber unos tragos de mezcal que tenía guardados para alguna ocasión especial, y al rato le sirvió una estupenda comida acompañada de salsa bien picosa y frijolitos en bola.

Terminado el banquete, el Brocker se refirió al negocio que le venía a proponer y le dijo sin miramientos: _Simón, te compro tu marranita, y te la pago en buen precio.

Vio que Simón cambió de color y agachando la cabeza le dijo:

_Me da mucha pena pero no te la puedo vender, don Brocker, porque la anfitrionía es primero y al ver que venías de visita social, la maté para prepararte la comida que degustaste.