23/Apr/2024
Editoriales

Qué difícil es ser Dios

Según una leyenda noruega, el buen hombre Haakon cuidaba de una ermita. En ella había una cruz antigua a la que muchos iban a pedirle algún milagro a Cristo.

Luego de pensarlo mucho, Haakon fue a pedirle algo para él, sabiendo subyacía en su petición, algo bueno.

De rodillas le dijo: _Señor, quiero padecer por ti; déjame reemplazarte en la cruz. Su solicitud fue tan sincera que el Señor le contestó: Hijo, concederé tu solicitud con una condición. _¿Cuál Señor? La que sea estoy dispuesto a hacerla.

_Que solo escuches a quienes vengan a rezar. Pase lo que pase debes guardar silencio.

_Desde luego que así lo haré, Señor, dijo emocionado Haakon.  

Esa noche se realizó el cambio. Nadie lo advirtió y nadie reconoció al ermitaño en la cruz.  Mientras, el Señor hacía discretamente el trabajo de Haakon.  

Una vez llegó un hombre rico a rezar y al irse dejó olvidada su cartera. Haakon nada dijo. Tampoco cuando llegó un pobre y se llevó la cartera. Al rato llegó un joven que, postrado, le pidió su bendición para irse a un viaje largo. Precisamente en ese momento entró el rico buscando su cartera, y al no encontrarla le echó pleito al joven.

Haakon sólo veía y escuchaba sin decir absolutamente nada.

_Dame mi cartera, ladrón, le dijo el rico al joven. Este contestó: _¡Yo no he robado nada!

_No te hagas el inocente ¡regrésamela inmediatamente o te arrepentirás!

_Ya le dije que no sé de qué me habla, yo no acostumbro robar a nadie, respondió el joven.

El rico se le fue encima a golpearlo, y entonces sonó una voz fuerte: “_Detente!”

El rico volteó hacia arriba y vio que la imagen le hablaba. Haakon no soportó semejante injusticia y olvidó su promesa de no hablar, así que increpó al rico por su falsa acusación, hasta que, asustado, huyó de la Ermita.

El joven se fue también porque estaba impresionado de lo que había sucedido.

Estando a solas, Cristo le dijo: _No sirves para ocupar mi puesto, debiste guardar silencio.

_Pero señor, dijo Haakon, no podía permitir esa injusticia.  Se hizo de nuevo el cambio y Jesús ocupó su lugar en la cruz, mientras Haakon estaba triste y pensaba que el Señor lo estaba regañando injustamente.

_Mira Haakon, era necesario que el rico perdiera la cartera pues ahí traía el precio de la virginidad de una joven mujer. El pobre necesitaba con urgencia ese dinero. Y el joven que iba a ser golpeado, debía ser hospitalizado para que no fuera a ese viaje, que sería fatal para él. Mira, acaba de tener un accidente y perdió la vida.

Tú no sabías nada de eso, por eso te dije que callaras, que nada les dijeras.