27/Apr/2024
Editoriales

Chucho El Roto no fue presidente

En la segunda mitad del siglo XIX vivió un tlaxcalteca llamado Jesús Arriaga, quien fue un popular bandido de la Ciudad de México, conocido como ‘Chucho El Roto’. El hambre abundaba entre las clases populares, así que había muchos ladrones y a quienes apresaban por ese delito los condenaban a cuatro años de cárcel. La gente del pueblo le decía “roto” a todo hombre elegante, para burlarse de él -algo así como lo que ahora es fifí-, pues murmuraban que sus elegantes trajes estaban rotos en alguna parte y no los remendaba para no darle trabajo a los sastres. Chucho nació en Chiautempan, Tlaxcala en 1858, y era un humilde carpintero hasta que la vida le llevó a ser bandido -aunque de buenas costumbres pues con una parte del producto de sus robos ayudaba a los pobres- y murió en una cárcel de Veracruz en 1894, a la edad de 36 años.

Se convirtió en ladrón debido a su deseo de venganza contra un rico que le envió a la cárcel por haber enamorado a una sobrina suya y haberse robado la hija del producto entrambos amantes. Se fugó de la prisión y Chucho se hizo de un elegante traje que, aunado a su habilidad y trato elegante, engañaba a sus víctimas. 

Con el producto de sus robos se daba la gran vida y ayudaba a algunas personas necesitadas, hasta que fue atrapado y encarcelado en Veracruz, muriendo de disentería en la celda donde purgaba condena. 

El imaginario popular lo relaciona con Robin Hood y un viejo chiste inglés fue traducido al caló de los barrios populares de CDMX: Robin asaltó en el bosque a un hombre rico al grito de ‘Soy Robin Hood, y le quito dinero a los ricos para dárselo a los pobres’.

Ese hombre no era tan rico, pero llevaba puestas todas sus mejores ropas y joyas. 

Robin Hood le despojó de todo, hasta de su carruaje, y le dejó en paños menores.

El ex rico lloraba a grito abierto diciendo que ahora ya era un hombre pobre.

Cuando lo escucha, Robin Hood le grita ‘soy Robin Hood, y le quito dinero a los ricos para dárselo a los pobres’, e inmediatamente le regresa absolutamente todo lo robado.

El tipo no lo podía creer y dándole un fuerte abrazo dijo: ‘soy rico de nuevo, muchas gracias, buen hombre’

En ese momento, Robin Hood se da vuelta y le grita ‘soy Robin Hood, y le quito dinero a los ricos para dárselo a los pobres’, arrebatándole todo de nuevo… etcétera.

Desde luego que Chucho El Roto disfrutaba del producto de sus fechorías, y lo que se supone que regalaba a los necesitados era sólo una pequeña parte del botín, pero este chiste ya traducido al ‘mexicano’ es jocoso. Ah, y debo aclarar que Chucho El Roto jamás fue político, es decir, nunca quiso ser presidente.