Internacional

Tensión política en Brasil aumenta tras nuevas acusaciones contra Lula

Rí­o de Janeiro - La crisis polí­tica derivada del caso de corrupción en la estatal Petrobras y que alcanzó al expresidente Luiz Inació Lula da Silva, podrí­a derivar en disturbios en las calles de Brasil.

La tensión aumenta para pedir el impeachment de la presidenta Dilma Rousseff mientras siguen las protestas en defensa de Lula y el Partido de los Trabajadores (PT), que ha prometido hacer estallar todo el paí­s.

El PT presiona a Rousseff para que le ofrezca a Lula, su fundador, el mando de un ministerio, a fin de protegerlo de una posible detención, luego que la fiscalí­a de Sao Paulo le presentó varios cargos.

Si es designado, Lula sólo podrí­a ser juzgado por el Supremo Tribunal Federal, lo que lo dejarí­a fuera del alcance del magistrado federal que investiga los sobornos en Petrobras.

Tan sólo cinco dí­as después de haber sido denunciado por el equipo especial que investiga el caso Petrobras, Lula fue demandado por lavado de dinero, falsedad ideológica, fraude documental y organización criminal.

El anterior jefe de Estado habrí­a ocultado la posesión de un departamento de tres pisos en Guarujá, litoral de Sí£o Paulo, cuya propiedad el Instituto Lula viene negando reiteradamente.

Aunque el Ministerio Público de Sao Paulo rechazó detalles hasta este jueves, la prensa brasileña asegura que Lula y su esposa, Marisa Leticia, fueron denunciados en un documento de 192 páginas en el marco del denominado caso Bancoop.

Además de ellos, uno de los hijos de la pareja, Fabio Luí­s Lula da Silva; el ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT), Joao Vaccari; dirigentes de una constructora brasileña y otras 11 personas, están acusados de organización criminal y estelionato (fraude).

Esta denuncia no se enmarca en la Operación Lava Jato (sobre la corrupción en Petrobras), sino en otra causa en la que Lula era sospechoso.

Esta nueva causa tiene que ver con la quiebra de inversiones inmobiliarias de la Cooperativa Habitacional de los Banqueros de Sao Paulo (Bancoop), como consecuencia de supuestos desví­os para financiar campañas del PT entre 2002 y 2004.

En el centro de las sospechas contra el expresidente –tanto en el Lava Jato como en el caso Bancoop- está un departamento de tres plantas, cuya propiedad niega la familia del exmandatario, pero que los investigadores le atribuyen con base en pruebas documentales.

La policí­a asegura que el lujoso trí­plex –con piscina y ascensor interno- serí­a del exmandatario, quien habrí­a realizado una profunda reforma de éste con dinero procedente de dos constructoras –OAS y Odebrecht- investigadas en la operación Lava Jato.