08/May/2024
Editoriales

Las Plazas de Monterrey

Con un prólogo del escritor regiomontano Felipe Montes y producto de sus artículos semanales,  sale a la luz un excelente libro del Cronista de la Ciudad de Monterrey,  Leopoldo Espinosa Benavides, Las Plazas de Monterrey,  de Editorial Font y como corrector de estilo el Maestro y Socio de Número de la Sociedad Nuevoleonesa de Historia, Geografía y Estadística José Roberto Mendirichaga, en donde el autor hace un nostálgico recorrido por las plazas de la Capital Regiomontana, las existentes y las que desaparecieron con el tiempo o por fenómenos naturales.

 En cinco capítulos, se hace un recuento y recorrido histórico muy completo en el tiempo, comenzando con las plazas coloniales como la Plaza La Purísima, inicialmente llamada Plaza de los Arrieros, después Plaza de la Llave. La Plaza del Colegio Civil, las dos llenas de nostalgias y recuerdos. Así el autor nos va llevando a realizar un hermoso recorrido por el Monterrey de nuestros abuelos y nuestros padres. Muchos de nosotros  deben  haber  dejado alguna hermosa  huella en alguna de estas dos plazas.

 Las Plazas del Siglo XIX también merecen un capítulo en el libro, algunas todavía se niegan a desaparecer como la Plaza Santa Isabel y la Plaza del Chorro, otras se las comió la mancha urbana. Las Plazas del Porfiriato, donde también se respiran recuerdos como la de los enamorados, la del Mediterráneo y otras que sería largo mencionar pero que se detallan con datos precisos desde su creación y modificaciones que sufrieron con el paso de los años.

 Leyendo el libro, me detengo en el capítulo de La Macroplaza, recordando a José Alvarado, incansable viajero y gran periodista, narrador y ensayista, en un artículo que escribió desde Lima en 1963, donde hace un recuento de sus Plazas, comenzando por la Plaza de San Martín, a la que Chabuca Granda le dedica alguna copla, la Plaza de Armas, frente al viejo Palacio de Pizarro y la Plaza Bolívar , la que le parece triste, las comparó  con la Macroplaza, la Plaza Hidalgo y la Plaza Zaragoza, sin olvidar la Plaza de los Héroes por mencionar sólo algunas que son orgullo de los regiomontanos, a la altura de cualquier ciudad de América.

 Termina el libro con un recuento de las Plazas del siglo XX y XXI, también muy interesante la historia y anécdotas que hacen del libro un documento vital para conocer la historia del Monterrey pasado y presente.

 No deja de causar cierta tristeza y nostalgia leer -de un tirón-, el libro de Leopoldo Espinosa Benavides, Cronista de la Ciudad de Monterrey, porque su lectura te atrapa en lugares que conocemos y que alguna vez recorrimos en compañía de un ser que dejó alguna huella en nuestra vida. Sin duda, un libro que trasciende y que servirá de documento de consulta, porque aporta datos, cifras, fechas, anécdotas y personajes que marcaron la historia de nuestra comunidad.

 Aunque  las plazas públicas han sido punto de reunión de vecinos para platicar o simplemente para refrescarse, como dice el autor, “hoy la juventud se la pasa chateando o escuchando música por internet encerrado en casa”. En tiempos idos, se llegó a considerar la plaza, como una extensión de la casa-habitación, aunque hoy las plazas no sean parte importante de nuestra ciudad, los que aquí crecimos, al pasar por una plaza, nos llenamos de recuerdos.