Espectáculos

Entre bastidores y en casa con los Rolling Stones

Londres - Sus Satánicas Majestades comparten desde este martes retazos de sus vidas mediante una exposición "interactiva" a lo grande en la Saatchi Gallery de Londres, que exhibe guitarras de Keith Richards, trajes de Mick Jagger, su primer apartamento y otros 500 objetos.

Tres años después de David Bowie, los Rolling, de vuelta de un concierto histórico en Cuba, ofrecen una exposición "multisensorial", algo que no le debe faltar a una estrella del rock que se precie, entre dos giras y un nuevo álbum.

Después de 54 años en los escenarios, los septuagenarios Mick Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, quien a sus 68 años va a ser padre de gemelas, estiman que "era el buen momento para hacerlo".

"Hemos acumulado muchas cosas, en realidad demasiadas", explicó Mick al presentar "Exhibitionism", que hasta el 4 de septiembre ofrece, en dos plantas y 1.750 m2, un buceo único por el universo de los dinosaurios del rock.

Pero que nadie se lleve a engaño, los Rolling no quieren ni oí­r hablar de testamento. "Vamos a seguir hasta que no podamos caminar", reza el lema de Keith Richards, colgado en las paredes de la exposición.

De hecho se traen entre manos un nuevo álbum, confirmaron el lunes los miembros del grupo más incombustible del planeta.

La retrospectiva se ha elaborado con los mismos ingredientes que sus conciertos: buen sonido, color, espectáculo, una desmesura asumida (tres años de trabajo) y un sentido del negocio nada desdeñable, a 19 libras la entrada (casi 24 euros, 27 dólares), sin contar los gastos de reserva.

El precio contrasta con una de las principales atracciones del espectáculo: la reconstitución de su primer apartamento, de dos ambientes y muy cutre, en el 102 Edith Grove, a tiro de piedra de la Saatchi Gallery, en Chelsea, un otrora barrio punk convertido en chic, un poco como los propios Rolling.

Desde la segunda de las nueve salas temáticas, el visitante se sumerge en el corazón del apartamento, entre vajilla, colillas, discos de Chuck Berry y Muddy Waters y viejos calcetines en medio de camas deshechas. "Una pocilga", resume Keith Richards.

- En el escenario -

No se ha dejado nada al azar, ni siquiera el olor: huele a pollo tandori, la comida preferida de Mick, y a pescado y patatas fritas, más del gusto de Richards, Brian Jones, miembro fundador del grupo, y de su amigo James Phelge, los otros inquilinos entre 1962 y 1963.

Un poco más lejos se entra en el Olympic Studio de Londres, también reconstituido, donde los Rolling grabaron su primer single "Come On", otras muchas canciones y el documental "Sympathy for the Devil" de Jean-Luc Godard.

Otros artistas que trabajaron con ellos como Andy Warhol, Martin Scorsese o Alexander McQueen van apareciendo a lo largo de la exposición, una auténtica cueva de Alí­ Babá para los fans del grupo.

Carteles de conciertos, ví­deos, letras de canciones, un burro falso a escala real, en alusión a una carátula de sus discos y una infinidad de reliquias son testigos de casi seis décadas de carrera.

Keith Richards se dignó a prestar algunas de sus guitarras, como la 1957 Gibson Les Paul decorada por él mismo, por puro "aburrimiento a la espera de ir a la cárcel".

Toda una sala se consagra a los trajes para las actuaciones que se suele poner Mick Jagger, algunos de ellos diseñados por su difunta novia L'Wren Scott. La famosa lengua fuera, un logo inconfundible, está en todas partes.

La última sala lleva a detrás del escenario. Frente a una pantalla gigante, a través de gafas 3D, se ve cómo de repente aparecen Keith y Mick entonando el mí­tico "(I Can't Get No) Satisfaction".

Inmerso en ese concierto de 2013 en Hyde Park, el visitante se empapa de la extraordinaria energí­a que desprende la autoproclamada "banda de rock and roll más grande de todos los tiempos".

¿El último concierto? Difí­cil responder. En la tarima, los Rolling Stones parecen inmortales.

"¡Por fin en Uruguay!", gritó Mick Jagger en español: era la noche del martes, cuando los uruguayos por primera vez pudieron ver a los Rolling Stones en un concierto que llenó el mí­tico estadio Centenario de Montevideo.

Como es tradición, Sus Majestades Satánicas arrancaron el concierto con 'Start Me Up', seguida del clásico 'It's Only Rock and Roll (But I Like it)', bajo un calor agobiante que no llegó a aplastar los ánimos de las 60.000 personas que coparon el aforo.

Vestido con pantalones negros, camiseta negra y camisas de seda que se fue cambiando a lo largo de la noche, Mick Jagger lució la excelente salud de la que goza a los 72 años gracias a la dieta sana y el intenso régimen de ejercicios, que conjura el pasado de excesos de "la banda más grande de rock and roll", formada en 1962.

"Nuestro show será nuestro Maracanazo", bromeó Jagger en el escenario, refiriéndose a la histórica victoria sobre Brasil que le dio a Uruguay el trofeo del Mundial de Fútbol de 1950 en el estadio de Maracaná, en Rio de Janeiro.

"¡Uruguay! ¡Uruguay!", gritó el público, tocado en su orgullo por la mención a su mayor triunfo deportivo.

"¡Gardel es uruguayo!", siguió, mimando a una multitud que lo ovacionó por reconocerle la paternidad del í­dolo internacional del tango, un tema sensible en el Cono Sur.

Luego sacó una camiseta celeste y gritó: "¡Luis Suárez!", otra gloria futbolí­stica nacional que brilla en el Barcelona. "La estamos pasando bien en Montevideo. Escuchamos candombe, Charlie (Watts) comió un gran chivito [sándwich de carne] y después caminamos en la Rambla", contó Jagger, siempre hablando en español.

"¡Sos un grande!", gritó un fan "¡Sos un monstruo!".

En su única presentación en Uruguay como parte de su gira latinoamericana, los eternos Stones tocaron también clásicos como 'Wild Horses', 'Sympathy for the Devil', 'Paint it Black' y 'Brown Sugar', que los más jóvenes intentaban corear sin éxito y los mayores cantaban a todo pulmón.

Mick Jagger, Keith Richards, Ron Wood y Charlie Watts cerraron su concierto, que duró dos horas, con 'Satisfaction (I can't get no)' y una baterí­a de fuegos artificiales.

Los Stones llegaron desde Argentina como parte de la gira 'América Latina Olé', que ya los llevó a Santiago y continuará por Brasil, Perú, Colombia y México.

Es la primera vez que vuelven a la región en 10 años: su última actuación en Latinoamérica fue en 2006, cuando visitaron Puerto Rico, Brasil, Argentina y México.

Por primera vez la cincuentenaria banda británica de los Rolling Stones ofrecerá este domingo un concierto en Perú, un paí­s que no es desconocido para Mick Jagger, en un espectáculo para 60.000 personas que vendió los boletos más caros en menos de una hora.

La presencia de la legendaria agrupación se ha convertido en uno de los mayores acontecimientos culturales en décadas, desatando una fiebre comercial y musical raras veces visto en un paí­s que conoce apenas desde hace un quinquenio el 'boom' de conciertos rockeros gracias a su buena estrella económica en América Latina.

La atención de los fanáticos está puesta en el Estadio Monumental, donde la gente acampa desde la noche del jueves, y en los exteriores del exclusivo hotel donde decenas esperan con cámaras, celulares y tablets para fotografiar a sus í­dolos. También acechan fanáticos con vinilos de los álbums de los Stones en mano a la búsqueda de una firma de los músicos que convierta en histórica la portada.

La banda que integran los septuagenarios Jagger, Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood (68 años) no ha sido aún vista en público desde que llegó a Lima el jueves procedente de Brasil, en medio de rumores de que saldrí­an a la calle a conocer la capital y para ser recibidos por el presidente Ollanta Humala.

Además, canales de televisión y estaciones de radio dedican segmentos especiales de su programación a la presencia de los Stones.

- Boletos más caros volaron-

"Hola, We'll be in Lima on March 6, see you soon", se les escucha decir en inglés a los cuatro Stones en un video difundido por el ministerio de Comercio y Turismo, en el que Jagger agrega en español "nos vemos en marzo", y donde llama la atención sobre la dificultad de Charlie Watts (74 años) para expresarse.

La policí­a prevé una congestión vehicular gigantesca en la ciudad ese dí­a, para lo cual dispuso extremas medidas de seguridad y recomendó movilizarse en transporte público, indicó el general Javier ívalos, jefe de la policí­a de tránsito y fanático de la banda.

Las autoridades quieren evitar un embotellamiento similar al que se produjo en octubre de 2009, cuando la banda Oasis se presentó por primera y única vez en Lima en el estadio Nacional.

Las 60.000 entradas estaban casi agotadas desde hace semanas, con excepción de algunas decenas de las zonas populares, las más baratas (unos 80 dólares) pero al mismo tiempo las más alejadas del escenario.

Los boletos más caros, que llearon a costar 700 dólares -equivalente a tres salarios mí­nimos mensuales en el paí­s-, fueron los primeros en agotarse en menos de una hora cuando se inició la venta en noviembre de 2015.

- Territorio conocido -

Perú no es un territorio desconocido para Jagger y Richards, que visitaron el paí­s del imperio inca por primera vez en 1969 cuando ya eran ricos y famosos en un viaje donde no faltaron escándalos y fueron expulsados de un hotel en Lima por pasearse desnudos.

Jagger se convirtió desde entonces en un asiduo visitante de Perú, sea para recorrer Cusco y Machu Picchu, para internarse en las reservas naturales de la amazoní­a peruana o para ser un actor fallido en la pelí­cula del cineasta alemán Werner Herzog, "Fitzcarraldo", de la que tuvo que retirarse por prolongarse la filmación en medio de las célebres disputas entre Herzog y su actor fetiche, Klaus Kinski.

En 2011 Jagger también se paseó por Perú con su familia y fue recibido en Palacio de Gobierno por el presidente Ollanta Humala.

Los nostálgicos tendrán este domingo su dí­a de fiesta en Lima, rindiéndose ante el ocaso de quienes en su dí­a representaron el esplendor de una década de cambios y de excesos, en lo polí­tico y lo social.