Editoriales

La comunicación inalámbrica

La guerra es entre las acciones grupales del hombre, la que más despierta la imaginación y permite que la humanidad avance desarrollando inventos que posteriormente se adecuan para la vida cotidiana.

En Agamenón de la Orestíada, la trilogía de Esquilo (458 adC), se narra la escena de cuando un centinela estaba esperando la señal de fuego que significaba que había caído Troya, y por tanto, que los vencedores regresaban a su casa.

Otro ejemplo de comunicación inalámbrica antigua es la del gran guerrero Aníbal cuando atravesó Los Alpes para llegar a Roma, y recibía noticias nocturnas de sus aliados cartagineses por medio antorchas.

Y más antes había otros sistemas inalámbricos de comunicación, como las señales de humo que eran frases encriptadas, o las del sonido con tambores y cuernos.

Estos eran procedimientos simples pero que, sin embargo, bastante limitados, pues los mensajes que se enviaban era sumamente básicos.

Esto hizo que los ingenieros griegos Demokleitos y Kleoxenos inventaran un sistema de comunicación que permitía enviar y recibir mensajes mucho más completos. El sistema se componía de unas torres llamadas fryktories que eran elegidas con ubicación de varios kilómetros unas de otras y que fueran fácilmente identificables.

En cada una de estas torres se colocaban dos grupos de cinco antorchas, de forma que se encendía el número que determinara una letra de su abecedario. Por ejemplo, si la torre de la izquierda tenía una sola antorcha encendida y en la de la derecha también había encendida sólo una, significaba la letra “alfa”; si la de la derecha tenía dos encendidas, significaba “beta”. Si la de la izquierda tenía cuatro encendidas y la de la derecha tenía una encendida, significaba “pi”; si la izquierda tenía dos y la derecha 5, era “épsilon”, etcétera. Claro que los mensajes enviados eran muy breves, indispensables para dar órdenes de ataque, de alto al fuego, o ya se rindieron, o ya perdimos, enviar tropas de refuerzo, etcétera.

Ahora, las actuales redes sociales –que igual son comunicaciones inalámbricas- tienen aplicaciones que permiten mensajes más complejos que los antiguos.

Pero eso sí, aparecieron también en una época de guerra, cuando los humanos combaten todos contra todos, con armas súper destructivas como son el crecimiento o el maltrato del ego, según sea el caso, y el desprestigio social amparado en el anonimato y la impunidad. Los mensajes comunes son: yo aparezco en más y mejores fotos que tú, o tú eres naco porque en esta foto sales mal vestido o mal acompañado.

O simplemente transmiten chismes, o pornografía. Pero eso sí, ya no se requieren las fryktories, sólo las nuevas “fryvolidades”.