02/May/2024
Editoriales

El rey Midas y las orejas de burro

Midas, Rey de Frigia rescató al mejor amigo del dios Dionisio de unos campesinos frigios y éste en correspondencia le ofreció hacerle realidad cualquier deseo. Midas imprudentemente pidió que todo lo que su cuerpo rozase se convirtiera en oro. Lleno de alegría comprobó que su deseo se realizó pero pronto terminó arrepentido pues hasta los alimentos que probaba les sucedía lo mismo.

Comprendiendo que moriría de hambre y sed le pidió a Dionisio le retirase el Don y este accedió enviándolo a purificarse al nacimiento del río Pactolo cuyas aguas arrastran desde entonces pepitas de oro.

Pero después se metió en medio de una disputa entre Pan y Apolo. El primero decía que su música era mejor que la de Apolo, Midas tomó partido a favor de Pan y el dios Apolo lo castigó haciéndole crecer en la cabeza unas enormes orejas de burro. El rey las escondía en una tiara solo que su esclavo que le cortaba el cabello tarde o temprano se enteró.

El esclavo peluquero no podía mantener la discreción, así que decidió excavar un pozo y volverlo a tapar después de confiarle a la tierra su secreto. Pero por desgracia unas cañas que allí crecían no tardaron en propalar a los cuatro vientos la noticia: “El Rey Midas tiene orejas de  burro”.

Existe ahora un lejano país dirigido por un nuevo Rey Midas. Se creyó que todo lo que él toca en sus declaraciones tempraneras, por ese solo hecho se convierte en pepita de oro. 

Sin embargo, varios de sus ex peluqueros ya comenzaron a divulgar sus secretos. Dicen que giró instrucciones de que todos sus gobernados votaran en una consulta para favorecerlo, y mandó a los legisladores que le aprobaran una reforma eléctrica a modo. 

El resultado fue desastroso; en la primera instrucción, no le hicieron caso ni todos aquellos a los que les envía dinero en efectivo cada mes; y de la segunda, los legisladores no le aprobaron su reforma. 

Por más que les diga traidores a unos y a otros, el problema es que ya se sabe sus secretos, y uno de ellos es que sí se le puede derrotar. La diferencia con el anterior Midas son las orejas de burro, aunque ya comienza a vérsele cierta protuberancia cerebral, nadie ha dicho que use una tiara. ¿O sí?