20/Apr/2024
Editoriales

La peste negra preparó el Big Business

 

La humanidad ha padecido muchas pandemias y una de las más terribles fue en la Edad Media, llamada La Peste Negra. Como en el siglo XIV no se tenía idea de dónde provenían las enfermedades, y la nigromancia vivía su mejor época, se desataron los demonios mentales. Fue hasta finales del XIX cuando se supo que la había provocado una bacteria -Yersinia pestis- y la transmitían las pulgas de las ratas negras. Pero como aquella gente no sabía de un castigo similar desde los tiempos del Antiguo Testamento, veía a la pandemia como castigo divino por los pecados cometidos. Pero luego vino lo peor, el invierno, pues la forma neumónica de la enfermedad se extendió con la tos, y su tercera variante fue la peste septémica, que mataba a las víctimas antes de que tuvieran síntomas.

Los tártaros asediaban en 1346 el puerto de Caffa (actual Teodosia) en Crimea, y por la pandemia abandonaron el sitio, pero antes de irse catapultaron por encima de las murallas los cadáveres de los infectados. La literatura y las expresiones artísticas se llenaron de imágenes de muerte, pues hubo ciudades en donde la mortandad llegó al 60 por ciento de la población; en toda Europa hubo 25 millones de muertos. Políticamente, la pandemia trajo consigo una forma nueva de cuestionar a la autoridad, un signo que aparece siempre que hay grandes tragedias, porque la gente no tiene a quién echarle la culpa y le exige que frene el mal que le aqueja. Había quienes pensaban que venía del aire corrompido, por lo que no se abrían puertas y ventanas; para salir de casa llevaban consigo esponjas empapadas en vinagre. Otros pensaban que venía en el agua contaminada, y se buscaban chivos expiatorios, como los leprosos, los ricos, los pobres, el clero, y se persiguió -como sucede muchas veces- a los judíos porque “que ellos habían traído esa enfermedad”. Ya nadie lloraba por la partida de un ser querido, pues la gente pensaba que era el fin del mundo. Hasta que voltearon a ver que el gobierno nadaba de muertito, y ardió troya: hubo cambios de autoridades en muchas poblaciones.

La jacquerie en Francia, la revuelta de campesinos en Inglaterra, más las revueltas en Flandes e Italia desembocaron no sólo en la caída del gobierno, sino en cambios sociales muy importantes, como la falta de trabajadores en Europa que hizo crecer los salarios reales a niveles nunca vistos. Al terminar la pandemia, la sociedad europea era más sensible e igualitaria. Esta generación de humanos estamos ante una oportunidad semejante con el Covid-19; debemos reiniciar una nueva vida con mayor conciencia y crecimiento de valores como lealtad, generosidad, y solidaridad con el sufrimiento ajeno. Pronto veremos los efectos reales de la actual pandemia, y la vacuna no debe tardar mucho en salir; ya está preparada la humanidad para recibirla como un “Big business”.